jueves, 1 de diciembre de 2016

PRÁCTICAS DEL TEMA 6

PRACTICA HIDROGRAFÍA 1
El mapa muestra tanto los principales ríos como las costas peninsulares. Obsérvelo y conteste:
a) Identifique las letras A, B y C con las vertientes hidrográficas españolas. Señale, además, el nombre de las provincias incluidas en la vertiente señalada con la letra B.
b) Diga el nombre, junto con el número correspondiente, de los ríos que aparecen con 1,3,5,6 y 8. Además, conteste: ¿Por qué es más extensa la vertiente fluvial occidental que la del sector oriental?
c) Diga el nombre de los ríos 2, 9, 4 y 7. ¿Qué diferencias esenciales existen entre estos ríos con los de la vertiente occidental?
d) ¿Qué diferencias principales existen entre el aprovechamiento socioeconómico de las costas cantábro-atlánticas del Norte y las costas mediterráneas y atlánticas del Sur? Razónelo.

a) A: Atlántica   B: Cantábrica  y C: Mediterránea. Las provincias que incluye la vertiente Cantábrica son: La Coruña, Lugo, Asturias, Santander, Burgos, Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra.
b) 1: Miño; 3: Duero; 5: Tajo; 6: Guadiana; 8: Guadalquivir.
La razón es triple. Primero porque, la divisoria de aguas entre la vertiente occidental (atlántica) y oriental (mediterránea) la trazan las cordilleras Ibérica y Béticas. Tanto aquella como el sector más oriental de éstas, se sitúan en la banda oriental de la Península y por tanto mucho más cerca del Mediterráneo.
Segundo por la ligera basculación de la Meseta hacia el Oeste y la similar inclinación de la Depresión Bética determinan que la mayoría de los ríos peninsulares, aunque nacen en el tercio oriental de la Península, discurran hacia el oeste y desemboquen en el Atlántico.
Y Tercero por el trazado en el sentido Oeste-este que tienen la Cordillera Cantábrica, Central, Montes de Toledo, Sierra Morena y las Béticas, que diseñan las cuencas de los grandes ríos atlánticos, que quedan obligatoriamente encauzados así hacia el oeste.
c) 2: Ebro;  9: Turia; 4: Júcar; 7: Segura.
Salvo el Ebro, son cortos, pues nacen cerca del Mediterráneo; tienen cuencas reducidas y pronunciadas pendientes en parte de su curso. Al pertenecer al dominio climático mediterráneo, tienen pequeño caudal, mucha irregularidad y fuertes crecidas y estiajes. A veces son simples torrentes o ramblas.
Por contra, los de la vertiente atlántica poseen cuencas muy amplias, son largos, tienen en general escasa pendiente y, aunque también pertenecen al dominio mediterráneo (aunque algunos de sus afluentes lo son del de montaña) y tienen también un régimen irregular y un estiaje más o menos acusado, suelen estar mejor alimentados por unas precipitaciones más elevadas y afluentes más caudalosos. Además, su caudal absoluto es más elevado, aunque el relativo es modesto al poseer cuencas muy amplias.
d) LA GANADERÍA y LA AGRICULTURA: la costa norte pertenece al dominio climático oceánico, con abundantes y regulares precipitaciones que producen ricos pastos y bosques caducifolios, favoreciendo el desarrollo de la  explotación ganadera y forestal. En cambio, en el resto del sector costero, la mayor aridez impide el desarrollo de pastos naturales y limita el uso ganadero. A cambio, temperaturas e insolación permiten el desarrollo de la agricultura intensiva y especializada: cultivos hortofrutícolas en regadío, cultivos bajo plástico (Almería), cultivos tropicales en la costa de Granada y Málaga, la fresa en Huelva…
LA PESCA: La importancia de las pesca de altura y la acuicultura en las costas del norte es mayor, al tener sus aguas mayores recursos. Las costas mediterráneas están más contaminadas, y sufren la presión turística y el agotamiento de los caladeros. En ellas domina la pesca artesanal.
LA INDUSTRIA: Históricamente se ha desarrollado más en el norte gracias a la presencia de recursos como el carbón asturiano o el hierro vizcaíno, que favorecieron la implantación de la industria siderúrgica, metalúrgica y naval. En las costas del sur sólo las políticas de reindustrialización generaron algunos Polos Industriales como el químico de Huelva, el petroquímico de Algeciras o el naval en Cádiz. Más recientemente se ha potenciado el tejido industrial en torno a Málaga.
EL TURISMO: la costa mediterránea destaca en relación con el turismo de sol y playa, debido a sus favorables condiciones meteorológicas: temperaturas e insolación más elevada y precipitaciones más escasas. En el norte esta tipología es menos importante, completándose con el cultural, paisajístico…

PRÁCTICA HIDROGRAFÍA 2

El mapa representa el balance hídrico de las principales cuencas hidrográficas de la Península Ibérica, Baleares y Canarias. Analícelo y responda a las preguntas siguientes:
a) Exprese del 1 al 11 los nombres de los principales ríos que alimentan cada una de esas cuencas
b) ¿Qué Comunidades Autónomas tienen un balance hídrico negativo?
c) Explique los contrastes y variación de los valores del balance hídrico en las cuencas de la vertiente atlántica peninsular.
 
 
a) 1) Miño, Sil, Tambre, Ulla...  2) Nalón, Nervión… 3) Duero, Pisuerga, Tormes… 4) Tajo, Henares, Jarama. 5) Guadiana, Záncara, Tinto y Odiel. 6) Guadalquivir,  Genil, Jándula… 7) Andarax, Almanzora… 8) Segura. 9) Júcar, Turia… 10) Ebro, Jalón, Aragón, Gállego, Segre… 11) Ter, Llobregat
b) Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia, Baleares, Canarias, Sur y Este de Andalucía y Este de Castilla-La Mancha.
c) Al observar el balance hídrico de las cuencas de la vertiente atlántica apreciamos tres hechos:
·       Todas ellas presentan un balance hídrico positivo.
·       Destaca el importante superávit hídrico de la cuenca atlántica del noroeste. Ella sola acumula más de la mitad del volumen de agua del que las cuencas atlánticas son excedentarias.
·       Es evidente que, en general, el balance positivo disminuye de norte a sur.
Las razones que explican estos hechos están en las condiciones climáticas y de relieve, destacando:
El clima oceánico y la dinámica atmosférica que afecta al noroeste peninsular –visitado con frecuencia por las borrascas atlánticas- explican allí las abundantes lluvias, frente a la escasez que el clima mediterráneo proporciona al resto del país. Además, el efecto barrera de las cordilleras de sentido longitudinal, los vientos permanentes del oeste que impulsan los frentes y el carácter macizo de la Península, explican el incremento de la aridez, tanto de norte a sur como de oeste a este.
El nivel de las temperaturas influye sobre la evapotranspiración, acentuando la pérdida de agua en las zonas más cálidas y, por tanto, incrementando este efecto de norte a sur.
Las precipitaciones son el principal determinante del caudal de los ríos. Por eso, el régimen de los ríos gallegos es bastante regular y su caudal abundante, teniendo por eso un balance hídrico más positivo. El resto de los ríos de estas cuencas presentan fuertes estiajes en verano (más cuanto más al sur), coincidiendo con el mínimo de la precipitación.
El caudal depende también de la aportación de los afluentes. Así el Duero y el Tajo reciben afluentes que nacen en las Cordilleras Cantábrica y Central, islas húmedas que alimentan bien a sus ríos, incluso con las nieves de sus cumbres, algo de lo que carecen los Montes de Toledo y Sierra Morena que delimitan las cuencas del Guadiana y Guadalquivir.
También la litología influye sobre la red hidrográfica según la permeabilidad y resistencia a la erosión de las rocas. Así, las silíceas son poco permeables y muy resistentes, favoreciendo la circulación superficial del agua. Las calizas son permeables y solubles en agua con CO2, por lo que es frecuente que esta se filtre creando acuíferos. Las arcillas son muy impermeables y favorecen la escorrentía superficial.         
     El balance hídrico relaciona los recursos y el consumo de agua. Así, la cuenca atlántica andaluza y la del Guadalquivir tienen un potencial demográfico, urbano y económico mayor que el de la Meseta: Son zonas con una fuerte implantación del regadío, presentan un gran desarrollo urbano y en la costa tienen un fuerte desarrollo turístico. Todos ello conlleva consumo de agua y, por tanto, balances hídricos menos positivos.
 
PRÁCTICA HIDROGRAFÍA 3

El mapa representa el balance hídrico de las principales cuencas hidrográficas de la Península Ibérica, Baleares y Canarias. Analícelo y responda a las preguntas siguientes:
a) Exprese el nombre de los ríos marcados con los números 1 al 11
b) Explique las diferencias en cuanto a la extensión y configuración del relieve de las cuencas de las tres vertientes: cantábrica, atlántica y mediterránea.
c) Explique las causas de la variación de los balances hídricos entre las distintas cuencas.
 
 
a) 1:Miño; 2:Nalón; 3:Duero; 4:Tajo; 5:Guadiana; 6:Guadalquivir; 7:Andarax; 8:Segura; 9:Júcar; 10:Ebro; 11:Ter
b) Las diferencias en la extensión de las vertientes y cuencas españolas derivan de las características del relieve peninsular, especialmente: su disposición periférica; el contraste entre las cordilleras de dirección longitudinal y las de sentido submeridiano y, finalmente, la basculación de la Meseta hacia el oeste.
Así, la divisoria de aguas entre la vertiente atlántica y la mediterránea está situada en las cumbres de la Cordillera Ibérica (al este de la Península) y las Béticas (sur-sureste). Esto hace que los ríos atlánticos deban recorrer un largo trayecto, dirigidos por la inclinación de la Meseta hacia el Oeste, hasta llegar a su desembocadura. Esto provoca una gran disimetría entre vertientes a favor de la atlántica.
El diseño paralelo y alargado de E a W de las cuencas del los grandes ríos atlánticos obedece a que ésta es la dirección dominante, tanto de las cadenas que delimitan sus cuencas (Cantábrica, Central, Mtes. de Toledo, Sª Morena e incluso las Béticas), como de la inclinación del bloque de la Meseta.
Por su parte, la situación muy cercana a la costa de la Cordillera Cantábrica, Costero Catalana, zona SE de la Ibérica y Penibética, determinan la existencia de cuencas pequeñas en las vertientes cantábrica y mediterránea, y que sus ríos sean cortos, de fuerte pendiente y muy erosivos.
La excepción es la cuenca del Ebro, río largo y de suave pendiente y bien alimentado por los afluentes procedentes de la cordillera Ibérica y Pirineos.
Las cuencas atlánticas son las más grandes, si bien la litología y sus características geomorfológicas, introducen diferencias en sus paisajes hidrográficos (Arribes del Duero, desaparición de las aguas superficiales en el curso alto del Guadiana al atravesar zonas calizas, terrazas del Guadalquivir en zona de campiñas, marismas del Tinto y el Odiel…).
c) El clima es el factor más influyente a la hora de explicar la variación de los balances hídricos entre las distintas cuencas. Las aguas que transportan los ríos proceden de la escorrentía, por ello existe una relación directa entre el total de precipitaciones que registra un clima y el caudal de sus ríos. Pero no olvidemos que una parte de estas aguas vuelven a la atmósfera por la evapotranspiración, favorecida por las altas temperaturas, el viento, etc.
Como tanto las precipitaciones como la evapotranspiración se reparten muy desigualmente por el territorio, ello se traduce en balances hídricos muy variables: Positivos en las cuencas al norte del Tajo; con excedentes moderados en las cuencas del Guadiana y Guadalquivir, y con déficits muy acusados en las del litoral mediterráneo.
No hay que despreciar otros factores de índole física como la pendiente, la mayor o menor permeabilidad del suelo o la existencia de vegetación que frena la escorrentía y ralentiza el proceso de incorporación del agua de lluvia a los cauces, atenuando las crecidas violentas, tan frecuentes en los regímenes mediterráneos. Analizando los balances hídricos de las distintas cuencas podemos concluir que:
 Las cuencas de la vertiente cantábrica presentan un balance hídrico muy positivo por la abundancia de precipitaciones ligadas al clima oceánico, que da a sus ríos una gran regularidad.
 Las cuencas de la vertiente atlántica presentan ríos caudalosos, aunque su caudal se reduce de norte a sur al ritmo de la disminución de precipitaciones en el mismo sentido. Sin embargo, la cuenca del Tajo presenta mejor balance que la del Duero, debido al carácter más seco pluviométricamente hablando de ésta y a la buena alimentación de los afluentes del Tajo provenientes del Sistema Central.
Las cuencas del Guadiana y Guadalquivir tienen balances positivos, aunque ésta última se acerca al punto de equilibrio por el aumento de la aridez estival, los altos niveles de evapotranspiración y un alto consumo de agua ligado a una población numerosa en el Valle, regadíos, actividades industriales y turísticas….
 Las cuencas de la vertiente mediterránea presentan todas un balance negativo, excepto la del Ebro, que recibe agua de afluentes bien alimentados que nacen en los Pirineos y Sistema Ibérico. El caudal de los ríos mediterráneos es irregular, con fuertes crecidas en otoño debido a las lluvias torrenciales (gota fría) y acusados estiajes en verano por la ausencia de precipitaciones (aridez). Las Islas Baleares, incluidas en el ámbito mediterráneo presentan también un balance negativo.
 Las islas Canarias tienen aguas esporádicas y se encauzan a través de los barrancos. Esto se debe a la permeabilidad del terreno y a la escasez de precipitaciones. Su balance es, por tanto negativo.
 
PRÁCTICA HIDROGRAFÍA 4 

En el mapa se representan los tipos de regímenes fluviales de España. Analícelo y conteste a las preguntas siguientes:
a) Identifique las unidades de relieve que presentan un régimen de montaña.
b) Explique las razones de la inexistencia de redes fluviales importantes en los dos archipiélagos representados
c) Explique qué factores influyen en la distribución de los diferentes regímenes fluviales en la España peninsular.
 
 
a) Cordillera pirenaica, tanto los Pirineos axiales como los prepirineos; Cordillera Ibérica, sobre todo en su zona septentrional (Picos de Urbión) y zonas de Sierra de Albarracín y Cuenca; y cordilleras Béticas, tanto en las Subbéticas (Zona de las sierras de Cazorla, Segura…) como en la Penibética (Sierra Nevada)
b) En Baleares no existen cursos de agua permanente y sus aguas corrientes se encauzan a través de los torrentes que conducen rápidamente las aguas hasta el mar. Además, Baleares posee un clima mediterráneo puro, con precipitaciones escasas y fuerte sequía estival. Pero, además, influye su litología caliza que favorece la infiltración de las aguas superficiales, por lo que las subterráneas son aquí más importantes que aquellas. Además, la presión humana sobre el agua ha hecho de ella un bien escaso regulado y controlado, que dificulta el correr de las aguas.
En Canarias la falta de precipitaciones es aún más acusada y, cuando llueve, la fuerte pendiente de sus cursos de agua acelera su evacuación al mar. Además los materiales volcánicos dominantes son muy permeables y abundan las grietas en el terreno, lo que explica que aquí las aguas sean mayoritariamente subterráneas. A ello añadimos que la topografía de los malpaíses dificulta la escorrentía y favorece la infiltración y que las temperaturas son elevadas durante todo el año, lo que favorece la evaporación.
Pero esta situación también es producto de la acción humana. Hasta fechas recientes salvo, en las islas más orientales –más áridas-, en todas las islas existían arroyos permanentes, pero las necesidades de captación de agua para consumo humano ha cortado la regularidad de estos arroyos y los abundantes pozos rebajan el nivel de base de los ríos, provocando su desaparición superficial.
c)  Los factores que influyen en la distribución de los diferentes regímenes fluviales son:
El clima. Influye sobre la red hidrográfica a través de las precipitaciones, ya que su volumen determina el caudal de los ríos y del régimen pluviométrico, que determina su mayor o menor regularidad. Por eso los ríos de la España húmeda (clima oceánico) son regulares a lo largo del año y de caudal abundante; los de la España seca (mayoría de los tipos mediterráneos) son irregulares y menos caudalosos y los de la región mediterránea árida del sureste se caracterizan por sus fuertes crecidas (gota fría) y estiajes.
También las temperaturas influyen, ya que las altas temperaturas provocan pérdidas de agua por evaporación, lo que afecta sobre todo a las zonas del interior y sur peninsular durante el verano.
El relieve. Condiciona la disposición y organización de la red fluvial a partir de los siguientes hechos:
·        La disposición periférica y muy cercana a la costa de algunas cordilleras hace que los ríos que nacen en sus laderas orientadas al mar sean cortos y de fuerte pendiente.
·        La divisoria de aguas entre las vertientes atlántica y mediterránea está situada en las cumbres de la Cordillera Ibérica y las Béticas. Esto, unido a la inclinación del bloque de la Meseta hacia el Oeste provoca una gran disimetría entre vertientes a favor de la atlántica.
·        La pendiente determina la velocidad de la corriente y la rapidez de las crecidas y, por tanto, la capacidad erosiva de los ríos. A su vez, la pendiente depende de la distancia entre la cabecera y el nivel de base de la desembocadura. Por eso la mayoría de los ríos cantábricos y mediterráneos tienen fuertes pendientes y son muy erosivos. Al contrario, los que atraviesan la Meseta presentan poca pendiente y a veces pueden generar zonas endorréicas.
·        La altitud también influye en el régimen hidrográfico. Con la altitud aumentan las precipitaciones (y por tanto el caudal) y la nieve de las cumbres hace que, con el deshielo, aumente el caudal.
La litología. Influye sobre las características de la red hidrográfica según el grado de permeabilidad y resistencia a la erosión de las rocas. Así, las rocas silíceas son poco permeables, favoreciendo la circulación superficial del agua. Las calizas son permeables y solubles en agua carbonatada, por lo que facilitan que el agua se filtre creando freáticos subterráneos. Finalmente, las zonas arcillosas son muy impermeables y se caracterizan por la escorrentía superficial.
La vegetación retiene el agua de las precipitaciones, favoreciendo la infiltración y la humedad del suelo y evitando la erosión. Por el contrario, la falta de vegetación no favorece la filtración y el agua de arroyada erosiona fácilmente un suelo que está más sometido a la evaporación.
La intervención humana. El hombre modifica las características de la red fluvial mediante la construcción de infraestructuras hidráulicas: embalses, presas, encauzamientos, canales
 
 

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