martes, 24 de enero de 2017

BLOQUE: EL ESPACIO URBANO

Bloque 10. EL ESPACIO URBANO.
1. Concepto de ciudad y su influencia en la ordenación del territorio. Las funciones urbanas.
1.1. Definición y concepto de ciudad.
Podemos definir la ciudad como el asentamiento de población de cierto tamaño que concentra residencias y actividades económicas terciarias e industriales, y cuyas funciones alcanzan a un territorio o área de influencia.
La ciudad es producto de la evolución histórica y de la combinación de factores económicos, políticos, sociales y culturales, por tanto en ella quedan reflejadas las distintas etapas históricas, los procesos económicos que ha vivido y las huellas de la cultura y la sociedad que en cada momento han presidido su origen, evolución y transformación.
Aunque parece que podemos distinguir con claridad lo rural de lo urbano, no  siempre resulta fácil precisar el concepto de ciudad. Por eso, para definir una ciudad se suelen emplear distintos criterios: 
Criterios cuantitativos. Entre estos destacan el tamaño demográfico y la densidad. Respecto al primero, la Conferencia Europea de Estadística de Praga de 1966, propuso considerar como ciudades las aglomeraciones de más de 10 000 habitantes y las de entre 2000 y 10 000 siempre que la población activa agraria no excediera del 25 % del total. En España, el INE califica como ciudad a todo núcleo de población que supere los 10.000 habitantes. Pero la cifra es variable en distintas partes del mundo (En Japón son 30.000 habitantes, en Austria 5.000, en Portugal 2.000, en Canadá 1000, en Suecia sólo 200…).
Además del número absoluto hay que tener en cuenta la densidad, pues ésta es muy superior en las ciudades al ser más frecuente construir bloques de viviendas de varias alturas, si bien los valores son muy heterogéneos dependiendo del sector y de la tipología constructiva.
Criterios cualitativos. Son menos precisos, pero pueden acercarnos mejor a la esencia de lo urbano:
·La morfología dominante. En los núcleos rurales predominan las viviendas unifamiliares, mientras en las ciudades la morfología de viviendas es mayor, aunque con cierto dominio de las viviendas colectivas en bloques de pisos, mayor altura de las edificaciones, calles más anchas y largas... Además, en las ciudades se multiplican los equipamientos: sanitarios, comerciales, de ocio…
·Actividades económicas y funciones. Se considera ciudad a todo núcleo urbano cuyas funciones predominantes son las secundarias o terciarias. Sin embargo en algunos núcleos –caso de muchos andaluces- que superan los 10.000 habitantes la función agraria sigue teniendo un enorme peso. Para ellos se ha creado el término de agrociudades.
·Modos de vida. Nos referimos a los comportamientos sociales más generalizados que caracterizan la vida rural o urbana. Así, en la ciudad predomina el individualismo y las relaciones más impersonales, marcadas a veces por factores como las distancias, el tráfico y la movilidad; la sociedad es más heterogénea y hay una mayor estratificación social; existe un mayor dinamismo empresarial y la generación y difusión de innovaciones culturales es mayor.
Aquí podríamos incluir también la mayor problemática de la ciudad: contaminación atmosférica y acústica, densidad de circulación, problemas de movilidad, mayor precio del suelo…
1.2. Importancia de la ciudad en la ordenación del territorio.
El concepto de ordenación del territorio como política expresa y continuada no aparece propiamente hasta el primer tercio del siglo XX y, por tanto, con anterioridad sólo podemos referirnos a la capacidad de la ciudad para ocupar y -como mucho- organizar este territorio.
En este sentido las ciudades han organizado desde antiguo el territorio que las circunda al actuar como centros económicos (celebración de ferias y mercados), políticos, militares, religiosos, culturales… Hoy la ciudad permite la economía de escala que atrae actividades económicas, ofrece más oportunidades laborales y mayor cantidad y variedad de servicios: comerciales, de transporte, educativos, sanitarios, culturales, de ocio…, se comporta como centro de intercambio, lugar de desarrollo de innovaciones e ideas.
Es decir, actúa como lugar central capaz de organizar un espacio circundante más o menos grande (hinterland) dependiendo de su tamaño y de la variedad y especialización de sus funciones, pues son éstas las que definen su área de influencia.
Todo esto da a la ciudad una gran capacidad de influencia en su entorno y la convierte en elemento esencial en la ordenación del territorio.
 
1.3. Las funciones urbanas.
La función de la ciudad es la actividad principal que se realiza en ella y que la relaciona con el territorio circundante. La población, con sus ocupaciones, define la función general de la ciudad. Esta es, a veces, la que justifica el emplazamiento y situación de la ciudad. Los diferentes tipos de funciones son:
a) Función comercial: La ubicación de ferias y mercados en el pasado favoreció el surgimiento de ciudades en lugares bien comunicados como cruces de caminos o puertos de mar. Actualmente las ciudades son el centro comercial del territorio que se abastece de ellas. Por eso en las ciudades se concentran las principales empresas comerciales y de servicios (seguros, bancos, transportes, etc.).
b) Función industrial: La industria prefiere localizarse en la periferia de la ciudad, debido a la necesidad de mano de obra y a la concentración de clientes y otras empresas de servicios necesarias para su producción.
c) Función cultural: La concentración de actividades culturales explica la supervivencia de ciudades en entornos económicos hostiles, caso de Toledo. Otras ciudades viven gracias a la afluencia de peregrinos a sus santuarios, caso de Santiago de Compostela. También la existencia de universidades favoreció el crecimiento de algunas ciudades, caso de Salamanca o Granada
d) Función política y administrativa: Poseer la capitalidad de un territorio supone para una ciudad la instalación de organismos públicos y funcionarios que los atiendan. Ejemplo: Madrid y capitales de CC.AA.
e) Función militar: Explica el origen de muchas ciudades por su emplazamiento en lugares estratégicos para la defensa (alto de una colina, junto a ríos) Hoy esta función se puede observar en las localidades próximas a bases militares, en las que mucha población trabaja dando servicios a las instalaciones del ejército.
f) Función de acogida: Núcleos cuya principal actividad es ofrecer alojamiento y diversión a turistas y visitantes. Los centros turísticos son los mejores ejemplos, caso de Marbella, Benidorm…

2. El proceso de urbanización en España. La planificación urbana.
En el proceso de urbanización en España podemos distinguir tres grandes etapas: preindustrial, industrial y postindustrial.
2.1. La urbanización pre-industrial. La ciudad hasta comienzos del siglo XIX.
      Gran parte de las ciudades presentan un largo pasado histórico y cada época ha dejado su huella en su configuración, de forma que la imagen actual de la ciudad es resultado de su evolución urbana.
·       La ciudad antigua: Las ciudades más antiguas de España se vinculan a las colonizaciones fenicia, griega y cartaginesa, caso de Gadir (Cádiz) Emporion (Ampurias), Baelo Claudia, o Cartago Nova (Cartagena)…
 - La ciudad romana: Los romanos crearon un modelo propio de ciudad: planificado, regular y organizado por calzadas rectilíneas. Las dos más importantes, el Cardo y el Decumano, confluían en el Foro o espacio abierto central de la ciudad. Esta podía albergar importantes edificios públicos: teatro, anfiteatro, circo, termas... Roma creó nuevas ciudades: unas sobre núcleos preexistentes, como Corduba o Tarraco, y otras ex novo: Itálica, Caesar Augusta (Zaragoza), o Emerita Augusta (Mérida).
·       La ciudad medieval. Desde el siglo VIII la Península queda repartida entre dos pueblos de religión y cultura diferentes, lo que se tradujo en dos modelos distintos de ciudad: la cristiana y la musulmana.
- La ciudad musulmana: Los hispanomusulmanes reactivaron la vida urbana, como demuestra el crecimiento de grandes ciudades como Córdoba (una de las mayores en el siglo X), Sevilla o Granada. Muchas ciudades musulmanas se refundaron en lugares estratégicos por su carácter defensivo. Estaban rodeadas por murallas aunque eran frecuentes los arrabales extramuros. La ciudad islámica destaca por su plano laberíntico, con calles estrechas y de trazado sinuoso, a veces sin salida (adarves)
- La ciudad cristiana: En zona cristiana sólo desde el siglo X se produce el resurgimiento urbano, propiciado, primero, por la apertura del Camino de Santiago y, después, por el fenómeno de las repoblaciones ligado a la Reconquista.
Surgen así nuevas ciudades (Segovia, Ávila, Salamanca…) fundadas para defender los territorios conquistados o por motivos comerciales. Eran pequeños recintos amurallados, de calles estrechas bordeadas con pórticos y soportales. En el centro se situaba la plaza-mercado donde se levantaba la iglesia. En estas ciudades era habitual la existencia de un espacio segregado del resto: las juderías.
Las ciudades que surgen en esta época responden a distintos tipos de planos: el lineal o de ciudad-camino, el radioconcéntrico, el plano en damero o cuadrícula y el plano irregular.
·       La ciudad en la Edad Moderna: En los siglos XVI y XVIII se produce un aumento demográfico que relanza el proceso de urbanización. Ahora las ciudades experimentan una considerable transformación morfológica y estética gracias a las aportaciones renacentistas, barrocas y neoclásicas. Como elementos significativos de la morfología urbana destaca la creación de plazas mayores y de fortificaciones.
También se produjo la mejora de las infraestructuras urbanas (puentes, hospitales…) y una remodelación de la trama viaria que regularizó algo los antiguos trazados islámicos.
Durante el XVIII la ciudad volvió a florecer impulsada por el reformismo ilustrado, que emprende reformas para mejorar las condiciones higiénico-sanitarias, a la vez que mejora la estética con la creación de puertas monumentales (Alcalá, en Madrid), avenidas o bulevares, plazas mayores (Salamanca, Madrid…), puentes e infraestructuras urbanas como el alumbrado y el saneamiento.
2.2. La urbanización industrial: Desde mediados del XIX hasta mediados del XX.
     Se caracteriza por un crecimiento generalizado de las ciudades, en especial de las capitales de provincia creadas en 1833, relacionado con el desarrollo de obras públicas, las desamortizaciones, la creación de infraestructuras viarias (ferrocarril y carreteras), las obras de saneamiento urbano y el desarrollo industrial.
Para adaptarse a las nuevas necesidades las ciudades emprenden operaciones de crecimiento y remodelación de su espacio interior, concretadas en dos tipos de planes: los de alineación y reforma interior y los de ensanche.
a) Los proyectos de alineación y reforma interior perseguían mejorar las condiciones de vida de la población y los servicios urbanos y se tradujeron en la construcción de cementerios, mataderos públicos, acometidas de agua y alcantarillado, pavimentación de calles, etc. Pero sobre todo proceden a mejorar la trama viaria (Haussmanización) con la apertura de nuevas calles o la alineación de las existentes para adaptarlas a las nuevas necesidades del incipiente tráfico rodado. Ejemplos de reforma interior fueron la apertura de grandes vías en Madrid, Barcelona…
b) Los planes de ensanche o ensanches consistían en añadir o yuxtaponer a la ciudad histórica un nuevo conjunto urbano, planeado como unidad y con una morfología y estructura totalmente nuevas: amplias calles y avenidas, viviendas de cuidada estética, red de abastecimiento de aguas y de alcantarillado... Con ello se pretendía: crear un moderno espacio residencial para la burguesía; conectar la ciudad a las nuevas infraestructuras de transporte (ferrocarril, puertos) y aumentar las rentas del suelo urbano.
     Estos ensanches se caracterizaron por su morfología de plano geométrico ortogonal: calles alineadas que dibujaban manzanas de grandes proporciones a base de edificios dispuestos en torno a un gran patio central. Destacaron los planes de ensanche de Madrid, de Barcelona (Cerdá), Valencia y de San Sebastián.
     2.3. La ciudad postindustrial: El siglo XX. Los cambios en el paisaje urbano.
Durante el XX la ciudad vive un intenso proceso de urbanización que causará grandes cambios en su paisaje urbano, su organización y sus condiciones medioambientales. Los hitos más significativos fueron:
a) El fomento de la construcción de viviendas: La tradicional falta de estas en las ciudades se agudizó con el éxodo rural. Para aliviar la situación el Estado promulgó leyes para fomentar la construcción de viviendas sociales, caso de la Ley de Casas Baratas (1911).
Durante la Guerra Civil se agravó el problema debido a la destrucción, el aumento de la inmigración a las ciudades y la falta de construcción por escasez de materiales. Por eso, en los años 40-50 se inició el Plan de Reconstrucción Nacional creando organismos destinados a fomentar la construcción de viviendas: Obra Sindical del Hogar, Instituto Nacional de la Vivienda; a la vez que se creaban ayudas y subvenciones para la construcción de viviendas sociales.
Muchas ciudades crecieron irregularmente con la creación de suburbios periféricos destinados a albergar la creciente población obrera; eran barriadas de autoconstrucción carentes de los más elementales servicios.
b) El desarrollo de las nuevas formas de crecimiento: En la primera mitad del XX se desarrollan dos nuevas experiencias urbanísticas: las ciudades jardín y la ciudad lineal.
*Las ciudades jardín aparecen en muchas ciudades españolas (Vitoria, Málaga…) con el objetivo acercar la naturaleza a la ciudad; por eso usan el modelo de vivienda con huerto o jardín. Fueron nuevas piezas urbanas cercanas a la ciudad o continuación de ella.
*La Ciudad lineal. Ideada por Arturo Soria proponía la expansión en torno a las principales vías de comunicación entre ciudades, manteniendo la relación entre el medio natural y urbano.
Durante la década de los 60 el desarrollo económico favoreció la creación de los llamados polígonos residenciales, situados en la corona urbana, y los proyectos de nuevas parcelaciones en suelo rústico en la periferia urbana. El modelo más habitual de construcción será ahora el bloque exento: viviendas de propiedad horizontal, escasas dimensiones y bajas calidades, que elevan la densidad residencial en zonas carentes de equipamientos sociales.
     El crecimiento de la ciudad terminará difuminando los límites entre la ciudad y el espacio rural, al absorber las grandes ciudades a los municipios rurales próximos. Surge así el fenómeno de la metropolización en las grandes ciudades o el de la periurbanización o rururbanización en las medianas, que supone la transformación del espacio periurbano, que acoge ahora una mezcla de usos residenciales, agrarios, industriales, de esparcimiento, además de equipamientos comunitarios.
     También en esta fase asistimos a la terciarización de los centros históricos, que empezaron a sufrir un proceso de abandono por sus vecinos para que en ellos se fueran instalando comercios y oficinas.
2.4. El avance de la legislación urbanística y la planificación urbana.
Una característica del urbanismo del siglo XX es el inicio de la planificación para controlar el crecimiento. Ello lleva a aplicar el zoningo distinción de usos y funciones separadas dentro de la ciudad y a desarrollar el planeamiento, pensado para responder a las necesidades de crecimiento y ordenación de la ciudad.
La planificación urbana encontró respaldo legal en la Ley del Suelo de 1956. Desde entonces el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) será el instrumento que organice el crecimiento de las ciudades.
El nuevo marco político, social y económico surgido en España tras la instauración de la democracia exigirá una renovación de la legislación urbanística. Surge así la Ley del Suelo de 1976, que pretendía conseguir un crecimiento de las ciudades más ajustado a las necesidades reales, implicando a todos los agentes sociales y económicos en el proceso de ordenación urbanística.
Pero las normas urbanísticas y la planificación municipal también modificaron la morfología de las ciudades españolas en el siglo XX a partir de los siguientes hechos:
*Los cambios en la ciudad heredada, que afectaron sobre todo al casco antiguo y a los ensanches. Los cascos históricos de las ciudades españolas se caracterizan por su irregularidad, por calles estrechas de trazado sinuoso y por la escasez de espacios abiertos. Para revitalizarlos se practicaron dos tipos de operaciones urbanísticas: las de renovación y las de rehabilitación
Las operaciones de renovación, aplicadas sobre todo en la década de los 60 del siglo XX, implicaban la sustitución total de la antigua edificación, lo que representó un grave atentado contra el patrimonio arquitectónico y favoreció la expulsión de la antigua población residente y el cambio del tradicional uso residencial por el terciario o de servicios.
Las operaciones de rehabilitación, propias de los años 80, intentaron paliar las consecuencias de las operaciones de renovación respetando y adecuándose a las tipologías tradicionales, a la vez que procuran conservar la base social y funcional.
*El desarrollo de las periferias urbanas. Es el resultado del deseo de las familias con ingresos suficientes de buscar espacios residenciales con una mejor calidad ambiental y de la necesidad de otras de conseguir una vivienda a precio más bajo. Ante esta demanda diversa, en las periferias urbanas se construyen viviendas unifamiliares o conjuntos residenciales de pisos. Junto al desarrollo de la función residencial, la periferia urbana verá la implantación de nuevos usos como áreas comerciales, zonas de equipamientos públicos y centros industriales (parques tecnológicos y polígonos industriales). Su desarrollo trascenderá los propios límites de la ciudad principal, extendiéndose hacia los municipios limítrofes. Estos, junto con la ciudad central, constituyen una nueva realidad territorial, conocida como aglomeración urbana.
3. Morfología urbana y estructura urbana
3.1. Morfología urbana y sus factores
Cuando hablamos de la morfología de la ciudad nos referimos al “paisaje urbano”, es decir al aspecto externo que presenta la misma, estando influido por una serie variada de factores:
3.1.1. Factores determinantes de la morfología urbana.
La morfología urbana es el resultado de una serie de elementos destacando los siguientes:
· El emplazamiento es el espacio concreto sobre el que se asienta la ciudad. Depende de las características del medio físico (topografía) y, sobre todo, de la función para la que se creó la ciudad. Así, las ciudades fundadas con fines básicamente defensivos se emplazan sobre colinas, y las  surgidas con función comercial, a lo largo de vías de comunicación.
· La situación es la posición relativa de la ciudad respecto a un entorno geográfico amplio (ríos, montañas, vías de comunicación). Está en relación con la función de la ciudad respecto al entorno (control político o militar de una zona, control de una ruta de comunicación, mercado para áreas…)
· El plano es el entramado formado por las superficies construidas y libres de la ciudad (planta de las edificaciones, calles, plazas, parques, etc.).  Puede ser regular, irregular, lineal, radiocéntrico.
· La Trama. Es la manera en que las construcciones se ordenan y agrupan. Ha evolucionado según las tendencias urbanísticas y por la evolución de los transportes. Destacan dos tipos de tramas:
Trama en orden cerrado. Las construcciones se alinean unas junto a otras de dos formas básicas:
*Edificios unifamiliares agrupados unos junto a otros, dejando sólo pequeños patios interiores libres. Es propio de los barrios antiguos de la ciudad y algunos barrios obreros de los años 50-60 del siglo XX.
*Construcciones en grandes manzanas en torno a un gran patio central. Es propio de los ensanches de finales del siglo XIX. Muy característico el de Barcelona de Cerdá.
Trama en orden abierto. Las construcciones se disponen en edificios aislados (bloque abierto) o adosados separados por grandes espacios libres. Pueden ser viviendas unifamiliares con jardín, torres…

Además de los factores ya señalados, la morfología urbana se ve influenciada también por:
· Los usos del suelo (urbanizable, no urbanizable, espacios verdes...)
· Las vías de comunicación (rondas, circunvalaciones, autovías....)
· La tipología de los edificios. El aspecto externo de los edificios es parte importante del paisaje urbano. En épocas pasadas daba a las ciudades un sello característico que las diferenciaba de las demás. Actualmente las técnicas constructivas y los materiales nuevos han dado uniformidad a las ciudades de todos los países de distintos continentes.
3.1.2. El plano urbano
Es la representación gráfica a escala que refleja los elementos y  espacios urbanos (trama) de la ciudad y donde se pueden observar las distintas etapas históricas de su desarrollo a través de sus sucesivas etapas de crecimiento.  Por eso es frecuente encontrar en la ciudad diferentes tipos de planos.
El plano, junto con las edificaciones y usos del suelo, conforma la morfología urbana. Estos elementos cambian con la evolución urbana.  El más duradero es el trazado urbano, seguido por la edificación, mientras que el uso del suelo es el que más variabilidad presenta.
Existen cuatro tipos básicos de plano: irregular; lineal; ortogonal, en cuadrícula o en damero y el radiocéntrico. En realidad suelen convivir en la misma ciudad y son el producto de distintas variables: la influencia del medio natural, las características culturales de los fundadores o de la población residente (ejemplo de las medinas de los países árabes), la situación socioeconómica o política, etc.
·IRREGULAR Propio de ciudades antiguas y amuralladas, lo que provocaba el hacinamiento de los edificios en poco espacio. No presenta planificación. Calles estrechas, sinuosas e irregulares. En el centro se sitúa el edificio emblemático. Trama: compacta, densa y cerrada. Origen: condicionamientos topográficos. Se corresponde con el casco antiguo (época medieval, musulmana). Ejemplos: Toledo, Girona, Granada, Córdoba, Toledo…
·ORTOGONAL, también llamado en cuadrícula, en damero o hipodámico. Origen: greco-romano. Muy utilizados en época industrial en los ensanches. Trazado en cuadrícula: calles rectilíneas que se cortan perpendicularmente originando grandes manzanas. Planificación previa. Trama abierta Ej: Madrid, Barcelona, Valencia, San Sebastián, Castellón…
·RADIOCÉNTRICO Origen: ciudades medievales y algunos ensanches. Trazado de calles radiales que convergen en un punto central (plaza, castillo, iglesia). Espacio dividido en círculos concéntricos en donde se edifica. Ej: Vitoria, Palma Mallorca
·LINEAL Se desarrolla alrededor de una gran avenida o vía de comunicación, que a ambos lados posee construcciones. Camino de Santiago (Logroño, Burgos, Astorga…). Su versión moderna fue Ideada por Arturo Soria para integrar la naturaleza (casas unifamiliares con pequeños jardines).
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     3.2. La estructura urbana y las áreas urbanas.
 La estructura urbana de toda ciudad suele presentar distintas piezas desde el punto de vista morfológico y funcional, siendo las siguientes las más importantes:
          3.2.1 EL CASCO ANTIGUO. Es la parte de la ciudad urbanizada desde su origen hasta la época industrial del siglo XIX. Constituye el núcleo más antiguo y tiene gran valor por el legado cultural que contiene.
Sus características dependen del origen (romano, medieval….) y de su grado de conservación, aunque suelen compartir planos irregulares, calles estrechas, edificios antiguos o -al menos- de tipología tradicional tras haber sido sustituidos o rehabilitados, casas de poca altura, unifamiliares o vecinales... Además reúne los edificios de mayor valor histórico-artístico (catedrales, iglesias, palacios...).
A veces, por su antigüedad, es incómodo y está degradado y abandonado. Otras veces se rehabilita y atrae a clases acomodadas. En cualquier caso su conservación es necesaria por su valor cultural.
3.2.2. EL CENTRO URBANO, Centro Comercial o C.B.D. (Central Bussines Distric). Ocupa el lugar central de la ciudad. Suele coincidir o ser adyacente con la ciudad histórica. A veces son resultado de la transformación funcional de los ensanches, de áreas residenciales a comerciales, de negocios y servicios.
Sus principales características son:
·       Morfología de amplias calles y avenidas, edificios de calidad desarrollados en altura, aspecto cuidado y –últimamente- por la peatonalización de algunas de sus calles.
·       Escasa o nula actividad al margen del terciario. En él se concentra el comercio especializado, banca, administración, hostelería, servicios de profesionales (abogados, médicos, notarios, arquitectos...)
·       Fácil accesibilidad, ya que las principales vías y líneas de transporte urbano confluyen en él.
·       Gran densidad circulatoria, ya que el comercio y los servicios que concetra atraen a muchas personas con sus vehículos, lo que provoca tráfico denso, atascos y problemas de aparcamiento.
·       Ausencia de población residencial. Como muchos edificios están ocupados por comercios, oficinas, despachos, etc., las viviendas son escasas. Aquí trabaja mucha gente pero vive poca. Ello se aprecia cuando al concluir la jornada laboral estas zonas se quedan casi vacías.
3.2.3. LOS SECTORES RESIDENCIALES. Tienen como función principal la de servir de residencia a sus habitantes. Se distinguen diversos tipos en función de su antigüedad o del nivel económico de sus habitantes, lo que a su vez influye sobre el diseño de sus edificios y su calidad. Así podemos distinguir:
a) Los ensanches y las nuevas fórmulas urbanas del siglo XIX.
El crecimiento de la ciudad industrial más allá del casco antiguo permitió que se crearan, por una parte, ensanches para los burgueses, y por otra -en la entonces periferia urbana- barrios ajardinados.
El ensanche burgués ligó el crecimiento de las ciudades con los intereses de la burguesía. Para realizarlo, en muchos casos se derribaron las murallas y se aprovechó el espacio resultante para crear paseos de ronda o bulevares. El ensanche es un espacio nuevo que plasma las ideas burguesas: orden (plano regular), higiene (dotado de servicios de alcantarillado, abastecimiento de agua, pavimentación…) e incremento de las rentas urbanas (viviendas de calidad, comercios y transportes)
Los barrios ajardinados o ciudades jardín, creados a fines del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, son el resultado de la difusión de las ideas naturalistas e higienistas (valoración de los efectos positivos del sol y del aire libre sobre la salud), que llevaron al deseo de acercar el campo a la ciudad. Estas ideas se concretaron en proyectos como los barrios-jardín y la Ciudad Lineal de Arturo Soria.
     b) Áreas residenciales de alto standing.
Son las ocupadas por las clases medias y altas. Se sitúan en áreas pericentrales o periféricas privilegiadas. Son espacios bien diseñados, de calles amplias, espacios verdes, construcciones de buena calidad y monopolio residencial. En la periferia adoptan la forma de urbanizaciones de casas tipo chalet.
     c) Los barrios obreros.
Suelen ser los de mayor densidad edificatoria, con edificios de mediana calidad, dominando los bloques de viviendas comunitarias. Surgieron desde los años 50 ya con deficiencias de servicios (zonas verdes, aparcamientos...) y suelen presentar un gran desorden urbanístico.
3.2.4. LA PERIFERIA URBANA. Entre 1950-60 las principales ciudades crecieron mucho debido al incremento de la natalidad y el éxodo rural, ampliándose considerablemente el área edificada. Ello propició la creación de grandes periferias a lo largo de los principales ejes de transporte. Estas se estructuran en distintas áreas caracterizadas por sus contrastes morfológicos, funcionales y sociales:
a) Las áreas residenciales.
Incluyen barrios de características muy distintas: antiguos barrios obreros, barrios de viviendas de promoción oficial, modernas urbanizaciones residenciales y áreas de vivienda unifamiliar, que proliferan a partir de los 80 debido a la difusión entre la clase media de la ideología clorofílica (contacto con la naturaleza) y al incremento del uso del automóvil. Pero en el extrarradio también encontramos los barrios marginales de infravivienda o chabolas.
b) Los sectores industriales
La industria ocupa en la ciudad lugares muy concretos. Por un lado encontramos localizaciones industriales aisladas, que se relacionan con industrias pequeñas, ligeras o de consumo, que por su antigüedad, su carácter no contaminante ni molesto, permanecen en el interior de la ciudad. Pero lo normal es que se agrupen en áreas suburbanas, en polígonos industriales, que son sectores urbanos especialmente preparados para la ubicación industrial: disponen de amplio espacio, anchos viales que facilitan el transporte pesado, facilidades de abastecimiento de energía o agua...
b) El área periurbana.
Son –en las grandes ciudades- amplios espacios –a veces intermunicipales- donde se van desplazando actividades y funciones de la ciudad, siguiendo sobre todo los ejes de comunicaciones. En ella se mezclan actividades agrarias, industriales, residenciales (con predominio de las segundas residencias), recreativas (parques periurbanos, complejos deportivos...), usos sociales (colegios, hospitales, cuarteles, cementerios, depuradoras...), comerciales (grandes superficies)... Muchos de estos usos buscan grandes espacios y precios del suelo más baratos.  El paisaje es por lo tanto una mezcla de natural, agrario, industrial, residencial..., sin que ninguno de ellos llegue a ser dominante.
4. Las áreas de influencia. Los usos del suelo urbano.
     4.1. El área de influencia urbana.
Un núcleo urbano establece con su territorio circundante múltiples formas de relación. Los vínculos diseñan el área de influencia, que se extiende hasta donde alcanzan las relaciones con la ciudad.
El área de influencia, o hinterland, se define como el territorio organizado por una ciudad y vinculado socio-económicamente a ella. En su diseño juega un papel decisivo la distancia, de modo que la intensidad de los flujos de relación decae conforme nos alejamos del núcleo urbano. Sus límites son fluidos, ya que, en sus márgenes, las poblaciones se reparten entre varios centros que compiten entre sí.
La teoría de los lugares centrales de Chrystaller explica las diferentes dimensiones que puede tener el área de influencia en relación con los servicios ofrecidos por el núcleo que actúa como centro.
La ciudad establece sobre el territorio diversas relaciones que pueden ser comerciales, culturales, de ocio… Por eso debe tenerse muy en cuenta la influencia que ésta tiene sobre la ordenación del territorio, pues la ciudad crece y transforma el territorio que la circunda mediante la ocupación del mismo por actividades, usos y servicios, generando así el llamado proceso de periurbanización; pero a la vez establece lazos de relación y dependencia con otros núcleos urbanos de menor rango.
A veces, la crisis de lo urbano ha conllevado que la ciudad pierda población y parte de sus funciones a favor de los municipios más cercanos, proceso conocido como contraurbanización. En él, se produce una deslocalización espacial de población y actividades productivas, favorecida por las mejores condiciones del hábitat y la mejora de las comunicaciones.
     4.2. Las aglomeraciones urbanas.
La expansión de las grandes ciudades ha dado lugar a la formación de diversos tipos de aglomeraciones:
·Áreas metropolitanas. Son aglomeraciones urbanas constituidas por una ciudad central que, en su expansión, ha ido absorbiendo a municipios cercanos creando una gran área urbana. La ciudad principal proporciona empleo y servicios, mientras los núcleos periféricos desempeñan una función residencial, además de recibir actividades económicas (industria, comercio, servicios…). Para su funcionamiento es fundamental la existencia de una adecuada red de transporte. En España destacan las áreas metropolitanas de Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla, Zaragoza…
·Conurbaciones. Son aglomeraciones urbanas continuas integradas por dos o más núcleos urbanos que han crecido –por distintas causas- hasta unirse espacialmente. Destacan las de Alicante-Elche, Málaga-Marbella; Pontevedra-Marín…
·Regiones urbanas. Aglomeraciones discontinuas integradas por ciudades dispersas aunque el conjunto del territorio presenta un alto grado de urbanización: Ejemplo en la región central de Asturias.
·Megalópolis. Se trata de una aglomeración urbana de gran extensión, constituida por la suma de áreas metropolitanas, conurbaciones, que constituyen un área urbana muy urbanizada pero con discontinuidades. En el caso español sólo se aproxima a ese modelo la franja mediterránea desde Barcelona hasta Alicante-Murcia.
5. La red urbana española
     5.1. La jerarquía urbana.
     Las ciudades se organizan sobre el territorio de forma jerárquica, pues no todas tienen la misma importancia ni desempeñan las mismas funciones. Además mantienen entre sí unas relaciones de interdependencia donde las más grandes crean áreas de influencia que acogen a ciudades menores a las que prestan servicios especializados.
La primacía de una ciudad sobre otra (centralidad urbana) puede medirse por diferentes criterios, aunque suele utilizarse el volumen de población, que indica la capacidad de atracción de un núcleo urbano.
En el sistema urbano español se diferencian los siguientes niveles de jerarquía:
1. Metrópolis nacionales. Forman el primer nivel jerárquico; en él se encuentran Madrid y Barcelona, aglomeraciones que superan los tres millones de habitantes. Tienen influencia sobre todo el territorio nacional y se relacionan con otras metrópolis internacionales. Funcionalmente las metrópolis nacionales son sede de servicios altamente especializados.
2. Metrópolis regionales de primer orden. Nivel integrado por ciudades como Valencia, Sevilla, Bilbao y Zaragoza. Su población está entre 500.000 y 1.500.000 habitantes y ejercen influencia a nivel regional, aunque mantienen lazos intensos con las nacionales. También son sede de servicios especializados.
3. Metrópolis regionales de segundo orden. En este nivel están ciudades como Murcia, Alicante, Córdoba, Santander... Su población está entre los 250.000 y 500.000 habitantes y son centros de servicios especializados, a la vez que ejercen otras funciones del secundario y terciario menos especializadas. Su ámbito de influencia es menor.
4. Ciudades medianas. Engloba capitales de provincia y ciudades de cierto dinamismo económico: Segovia, Burgos, Castellón, Avilés o Algeciras. Ejercen una función comercial a nivel provincial. Entre 50.000 y 250.000 habitantes
5. Ciudades pequeñas o villas. Tienen menos de 50.000 habitantes y suelen ser cabeceras comarcales (Antequera). Cuentan con ciertos equipamientos y son nodos de transporte de ámbito comarcal.
El modelo de sistema urbano español es concentrado y polarizado. En él las grandes áreas metropolitanas concentran una gran parte de la población y la actividad económica, además de los centros de decisión, investigación e innovación tecnológica.
     5.2. El sistema de relaciones en la red urbana española
     Las ciudades mantienen entre sí unas relaciones de interdependencia a través de los flujos de personas, mercancías, culturales… Las ciudades de mayor tamaño tienen un área de influencia que presta servicios especializados a los núcleos de menor importancia, creándose así una red jerárquica en la que la mayor o menor importancia viene determinada por el volumen de población, la variedad y grado de especialización de sus funciones, etc. En este sentido el sistema de relaciones de la red urbana española se caracteriza por:
·En el máximo nivel jerárquico se sitúan Madrid y Barcelona, que mantienen relaciones con otras metrópolis internacionales y que tienen en su área de influencia al resto de las metrópolis nacionales. El carácter radial de nuestras comunicaciones favorece el alcance nacional del área de influencia de Madrid, mientras Barcelona mantiene unas relaciones más estrechas con el levante español y Baleares.
·El cuadrante nordeste peninsular es donde se produce un mayor grado de integración urbana por las intensas relaciones entre Madrid-Valencia-Barcelona-Zaragoza-Bilbao.
·En el resto del país el grado de integración es más reducido. El menor lo encontramos en la banda occidental –salvo Galicia-, el interior de la submeseta norte (lastrado por las dificultades de comunicación con la cornisa cantábrica y el vacío demográfico), zonas de la submeseta sur y la Andalucía Oriental, que acusa el problema de las tradicionalmente malas comunicaciones entre las principales metrópolis andaluzas y el levante español.
     5.3. Morfología del sistema urbano: principales ejes urbanos.
En la actualidad el sistema de ciudades tiende a articularse formando lo que se conoce como ejes de desarrollo. Un eje de desarrollo se forma cuando las ciudades se articulan en torno a un conjunto de infraestructuras de transportes terrestres, fundamentalmente carreteras, lo que favorece la concentración de actividades y de población. Los ejes que conforman el sistema urbano español son los siguientes:
1) Eje mediterráneo o levantino. Se extiende de Girona a Murcia y posee el mayor potencial de desarrollo. Está plenamente consolidado, su nivel de urbanización es muy elevado y presenta una estructura económica muy diversificada: industrial, terciaria (comercio, turismo…), agrícola, etc.
2) Eje del Ebro. Discurre desde Bilbao hasta Tarragona y, aunque ofrece un gran potencial, tiene algunos vacíos demográficos en las provincias de Huesca, Zaragoza y Lleida.
3) Eje cantábrico. Se desarrolla desde el País Vasco a Galicia. Presenta algunas discontinuidades y está marcado por las difíciles comunicaciones en sentido norte-sur. Es el espacio más debilitado por el declive minero-industrial y porque carece de recursos sustitutivos. Su alto nivel de urbanización -heredero de las etapas anteriores- convive con un cierto declive urbano, un débil crecimiento económico y una red urbana estancada y poco integrada en las redes vecinas.
4) Eje atlántico gallego. Concentra la mayor parte del sector productivo gallego y forma parte de un eje de mayor envergadura que se prolongaría hasta Oporto (Portugal).
5) Madrid. Su situación central dentro del sistema de infraestructuras la sitúa como punto de conexión entre varios ejes. Tiene un gran peso dentro del sistema económico español, aunque sufre problemas de congestión; por ello, está extendiendo su área de influencia a las provincias limítrofes.
6) Eje litoral andaluz. El litoral andaluz constituye un gran corredor de gran importancia turística y es, además, la continuación natural del eje mediterráneo y enclave de conexión con África.
7) Eje transversal andaluz. Se articula en torno a la A-92. Potencia el desarrollo de las ciudades situadas en el llamado surco intrabético y conecta el territorio andaluz con el Levante.
8) Eje Madrid-Andalucía. Además de ofrecer problemas orográficos, presenta grandes zonas con bajo potencial demográfico a su paso por La Mancha y parte de Andalucía. Sin embargo, las zonas más meridionales del eje, como la de Sevilla, Jerez y Cádiz, tienen un fuerte crecimiento demográfico.
9) Eje oeste. Ruta de la Plata. Se extiende desde Huelva y Sevilla hasta el Principado de Asturias; mantiene en todo el interior tasas demográficas bajas, aunque comprende dos focos de alto potencial.
6. El espacio urbano andaluz.
El sistema urbano andaluz presenta caracteres específicos, que son el resultado de su proceso histórico de urbanización y de la confluencia de otros factores como su medio físico o el grado de desarrollo económico.
6.1. El proceso de urbanización en Andalucía.
·Etapa preindustrial. El proceso de urbanización andaluz pasa por ser el más antiguo de la Península y se remonta a los colonizadores fenicios y griegos, fundadores de ciudades como Gadir, Malaca, Sexi (Almuñécar), Abdera (Adra)…, que funcionaban como centros de intercambio comercial.
Los romanos impulsaron la urbanización con la fundación de ciudades como Corduba o Híspalis (Sevilla), hasta hacer de la Bética una de sus provincias más urbanizadas. Más tarde la civilización islámica hizo renacer las ciudades, destacando Córdoba como capital del Califato, Sevilla y Granada. La huella musulmana es visible aún hoy en el carácter irregular y laberíntico de parte de sus cascos históricos.
La reconquista cristiana mermó sólo en parte la importancia de los antiguos núcleos urbanos de poder islámico, a la vez que daba importancia a los pueblos-fortaleza en las sucesivas líneas fronterizas (pueblos con el apelativo de la frontera: Aguilar, Morón, Arcos, Jerez, Vejer…). Después el descubrimiento y colonización de América indujo a un mayor desarrollo urbano de las ciudades de Andalucía Occidental (Huelva-Cádiz-Sevilla), que está en la base del desequilibrio demográfico entre Andalucía Occidental y Oriental, pero también entre parte de la Andalucía interior y la costera. Precisamente para poblar zonas vacías en el reinado de Carlos III se impulsó la colonización de las llamadas Nuevas Poblaciones.
·Etapa industrial. Tras la adopción del esquema administrativo provincial las capitales andaluzas comenzaran a crecer, sobre todo en el caso de Sevilla y Málaga. Este fenómeno fue acentuó en el siglo XX por el éxodo rural, teniendo su mejor exponente en Sevilla, Granada, Huelva y las ciudades turísticas de la Costa del Sol.
·Etapa posindustrial.  En ella el fenómeno de la terciarización se convierte en el principal factor de urbanización, siendo el turismo la principal causa del desarrollo urbano en la costa y la administración pública y los servicios especializados en las capitales provinciales.
El resultado final es un territorio muy urbanizado, pues casi el 80% de la población andaluza reside en núcleos de más de 10.000 habitantes.
6.2. El sistema urbano andaluz.
El sistema urbano andaluz está constituido por un conjunto de unas 150 ciudades que articulan una red jerárquica con los siguientes niveles:
·Metrópolis regionales. Sólo Sevilla y Málaga, al superar el medio millón de habitantes y poseer una gran diversidad de funciones, pertenecen a este nivel. Poseen una extensa área de influencia que alcanza toda la región y son los principales nodos de conexión con otras CC.AA.
·Metrópolis subregionales. Ciudades entre 250.000 y 500.000 habitantes: Córdoba, Granada y Cádiz. Acogen una amplia diversidad de funciones y poseen un área de influencia subregional a la que ofrecen servicios especializados.
·Ciudades Medias.  Integran al resto de capitales y ciudades entre los 50.000 y 250.000 habitantes, que se especializan en funciones comerciales (Antequera, Úbeda), industriales (Puente Genil, Lucena), portuarias (Algeciras), Turísticas (Marbella, Fuengirola) o residenciales al beneficiarse de la cercanía a la capital de provincia (Dos Hermanas, San Fernando…)
·Pequeñas ciudades y cabeceras comarcales.  Se trata por lo general de antiguos núcleos rurales donde un alto porcentaje de la población sigue ligada al sector primario, de ahí su denominación de agrociudades.

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