Bloque 10. EL ESPACIO
URBANO.
1. Concepto de ciudad y su influencia en la
ordenación del territorio. Las funciones urbanas.
1.1. Definición y concepto de ciudad.
Podemos definir la ciudad como el
asentamiento de población de cierto tamaño que concentra residencias y
actividades económicas terciarias e industriales, y cuyas funciones alcanzan a
un territorio o área de influencia.
La ciudad es producto de la evolución
histórica y de la combinación de factores económicos, políticos, sociales y
culturales, por tanto en ella quedan reflejadas las distintas etapas
históricas, los procesos económicos que ha vivido y las huellas de la cultura y
la sociedad que en cada momento han presidido su origen, evolución y
transformación.
Aunque parece que podemos distinguir con claridad lo
rural de lo urbano, no siempre resulta
fácil precisar el concepto de ciudad. Por eso, para definir una ciudad se
suelen emplear distintos criterios:
Criterios
cuantitativos. Entre estos destacan el tamaño
demográfico y la densidad. Respecto al primero, la Conferencia Europea de Estadística de Praga
de 1966, propuso considerar como ciudades las aglomeraciones de más de
10 000 habitantes y las de entre 2000 y 10 000 siempre que la
población activa agraria no excediera del 25 % del total. En España, el INE califica como ciudad a todo núcleo
de población que supere los 10.000 habitantes. Pero la cifra es variable en
distintas partes del mundo (En Japón son 30.000 habitantes, en Austria 5.000,
en Portugal 2.000, en Canadá 1000, en Suecia sólo 200…).
Además del número absoluto hay que tener en cuenta
la densidad, pues ésta es muy superior en las ciudades al ser más frecuente
construir bloques de viviendas de varias alturas, si bien los valores son muy
heterogéneos dependiendo del sector y de la tipología constructiva.
Criterios cualitativos. Son menos precisos, pero pueden acercarnos mejor a
la esencia de lo urbano:
·La morfología dominante. En los núcleos rurales predominan las viviendas
unifamiliares, mientras en las ciudades la morfología de viviendas es mayor,
aunque con cierto dominio de las viviendas colectivas en bloques de pisos,
mayor altura de las edificaciones, calles más anchas y largas... Además, en las
ciudades se multiplican los equipamientos: sanitarios, comerciales, de ocio…
·Actividades económicas y funciones. Se considera ciudad a todo núcleo urbano cuyas
funciones predominantes son las secundarias o terciarias. Sin embargo en algunos
núcleos –caso de muchos andaluces- que superan los 10.000 habitantes la función
agraria sigue teniendo un enorme peso. Para ellos se ha creado el término de agrociudades.
·Modos de vida. Nos
referimos a los comportamientos sociales más generalizados que caracterizan la
vida rural o urbana. Así, en la ciudad predomina el individualismo y las
relaciones más impersonales, marcadas a veces por factores como las distancias,
el tráfico y la movilidad; la sociedad es más heterogénea y hay una mayor
estratificación social; existe un mayor dinamismo empresarial y la generación y
difusión de innovaciones culturales es mayor.
Aquí
podríamos incluir también la mayor problemática de la ciudad: contaminación
atmosférica y acústica, densidad de circulación, problemas de movilidad, mayor precio
del suelo…
1.2. Importancia de la ciudad en la ordenación del territorio.
El
concepto de ordenación del territorio como política expresa y continuada no
aparece propiamente hasta el primer tercio del siglo XX y, por tanto, con
anterioridad sólo podemos referirnos a la capacidad de la ciudad para ocupar y
-como mucho- organizar este territorio.
En este
sentido las ciudades han organizado desde antiguo el territorio que las
circunda al actuar como centros económicos (celebración de ferias y mercados),
políticos, militares, religiosos, culturales… Hoy la ciudad permite la economía
de escala que atrae actividades económicas, ofrece más oportunidades laborales
y mayor cantidad y variedad de servicios: comerciales, de transporte,
educativos, sanitarios, culturales, de ocio…, se comporta como centro de
intercambio, lugar de desarrollo de innovaciones e ideas.
Es decir, actúa
como lugar central capaz de organizar un espacio circundante más o menos
grande (hinterland) dependiendo de su tamaño y de la variedad y especialización
de sus funciones, pues son éstas las que definen su área de influencia.
Todo esto
da a la ciudad una gran capacidad de influencia en su entorno y la convierte en
elemento esencial en la ordenación del territorio.
1.3. Las funciones urbanas.
La función de la ciudad es la
actividad principal que se realiza en ella y que la relaciona con el territorio
circundante. La población, con sus ocupaciones, define la función general de la
ciudad. Esta es, a veces, la que justifica el emplazamiento y situación de la
ciudad. Los diferentes tipos de funciones son:
a) Función comercial: La ubicación de ferias y mercados
en el pasado favoreció el surgimiento de ciudades en lugares bien comunicados
como cruces de caminos o puertos de mar. Actualmente las ciudades son el centro
comercial del territorio que se abastece de ellas. Por eso en las ciudades se
concentran las principales empresas comerciales y de servicios (seguros,
bancos, transportes, etc.).
b) Función industrial: La industria prefiere localizarse en la periferia de la ciudad, debido a la necesidad de mano de obra y a la concentración de clientes y otras
empresas de servicios necesarias para su producción.
c) Función
cultural: La concentración de actividades culturales explica la
supervivencia de ciudades en entornos económicos hostiles, caso de Toledo.
Otras ciudades viven gracias a la afluencia de peregrinos a sus santuarios,
caso de Santiago de Compostela. También la existencia de universidades
favoreció el crecimiento de algunas ciudades, caso de Salamanca o Granada
d) Función política y administrativa: Poseer la capitalidad de un territorio
supone para una ciudad la instalación de organismos públicos y funcionarios que
los atiendan. Ejemplo: Madrid y capitales de CC.AA.
e) Función militar: Explica el origen de muchas
ciudades por su emplazamiento en lugares estratégicos para la defensa (alto de
una colina, junto a ríos) Hoy esta función se puede observar en las localidades
próximas a bases militares, en las que mucha población trabaja dando servicios
a las instalaciones del ejército.
f) Función de acogida: Núcleos cuya principal actividad
es ofrecer alojamiento y diversión a
turistas y visitantes. Los centros turísticos son los mejores ejemplos, caso de
Marbella, Benidorm…
2. El proceso de urbanización en España. La planificación urbana.
En el proceso de
urbanización en España podemos distinguir tres grandes etapas: preindustrial,
industrial y postindustrial.
2.1. La urbanización pre-industrial. La ciudad hasta comienzos del siglo XIX.
Gran
parte de las ciudades presentan un largo pasado histórico y cada época ha
dejado su huella en su configuración, de forma que la imagen actual de la
ciudad es resultado de su evolución urbana.
· La ciudad antigua: Las ciudades más
antiguas de España se vinculan a las colonizaciones fenicia, griega y
cartaginesa, caso de Gadir (Cádiz) Emporion (Ampurias), Baelo Claudia, o
Cartago Nova (Cartagena)…
- La ciudad romana: Los
romanos crearon un modelo propio de ciudad: planificado, regular y organizado
por
calzadas rectilíneas. Las dos más importantes, el Cardo y el Decumano,
confluían en el Foro o espacio
abierto central de la ciudad. Esta podía albergar importantes edificios
públicos: teatro, anfiteatro, circo, termas... Roma creó nuevas ciudades: unas
sobre núcleos preexistentes, como Corduba o Tarraco, y otras ex novo: Itálica, Caesar Augusta (Zaragoza),
o Emerita Augusta (Mérida).
·
La ciudad medieval. Desde el siglo VIII
la Península queda repartida entre dos pueblos de religión y cultura
diferentes, lo que se tradujo en dos modelos distintos de ciudad: la cristiana y la musulmana.
- La ciudad
musulmana: Los
hispanomusulmanes reactivaron la vida urbana, como demuestra el crecimiento de
grandes ciudades como Córdoba (una de las mayores en el siglo X), Sevilla o
Granada. Muchas
ciudades musulmanas se refundaron en lugares estratégicos por su carácter
defensivo. Estaban rodeadas por murallas aunque eran
frecuentes los arrabales extramuros. La ciudad islámica destaca por su plano laberíntico, con calles estrechas
y de trazado sinuoso, a veces sin salida (adarves)
-
La ciudad cristiana: En zona cristiana
sólo desde el siglo X se produce el resurgimiento urbano, propiciado, primero,
por la apertura del Camino de Santiago y, después, por el fenómeno de las
repoblaciones ligado a la Reconquista.
Surgen así nuevas
ciudades (Segovia, Ávila, Salamanca…) fundadas para defender los territorios
conquistados o por motivos comerciales. Eran pequeños recintos amurallados, de
calles estrechas bordeadas con pórticos y soportales. En el centro se situaba
la plaza-mercado donde se levantaba la iglesia. En
estas ciudades era habitual la existencia de un espacio segregado del resto: las juderías.
Las ciudades que
surgen en esta época responden a distintos
tipos de planos: el lineal o de ciudad-camino, el radioconcéntrico, el plano en damero
o cuadrícula y el plano irregular.
· La ciudad en la Edad Moderna:
En los siglos XVI y XVIII se produce un aumento demográfico que relanza el
proceso de urbanización. Ahora las ciudades experimentan una considerable transformación
morfológica y estética gracias a las aportaciones renacentistas, barrocas y
neoclásicas. Como elementos significativos de la morfología urbana destaca la creación
de plazas mayores y de fortificaciones.
También
se produjo la mejora de las infraestructuras urbanas (puentes, hospitales…) y
una remodelación de la trama viaria que regularizó algo los antiguos trazados
islámicos.
Durante el XVIII la ciudad volvió a florecer impulsada por
el reformismo ilustrado, que emprende reformas para mejorar las condiciones
higiénico-sanitarias, a la vez que mejora la estética con la creación de
puertas monumentales (Alcalá, en Madrid), avenidas o bulevares, plazas mayores
(Salamanca, Madrid…), puentes e infraestructuras urbanas como el alumbrado y el
saneamiento.
2.2. La urbanización industrial: Desde mediados del XIX
hasta mediados del XX.
Se caracteriza por un crecimiento
generalizado de las ciudades, en especial de las capitales de provincia creadas
en 1833, relacionado con el desarrollo de obras públicas, las
desamortizaciones, la creación de infraestructuras viarias (ferrocarril y
carreteras), las obras de saneamiento urbano y el desarrollo industrial.
Para
adaptarse a las nuevas necesidades las ciudades emprenden operaciones de
crecimiento y remodelación de su espacio interior, concretadas en dos tipos de
planes: los de alineación y reforma interior y los de ensanche.
a) Los
proyectos de alineación y reforma interior perseguían mejorar las
condiciones de vida de la población y los servicios urbanos y se tradujeron en
la construcción de cementerios, mataderos públicos, acometidas
de agua y alcantarillado, pavimentación de calles, etc. Pero sobre
todo proceden a mejorar la trama viaria (Haussmanización)
con la apertura de nuevas
calles o la alineación de las existentes para adaptarlas a las nuevas
necesidades del incipiente tráfico rodado. Ejemplos de reforma interior fueron
la apertura de grandes vías en Madrid, Barcelona…
b) Los planes de ensanche o ensanches consistían en añadir o yuxtaponer a la ciudad histórica
un nuevo conjunto urbano, planeado como unidad y con una morfología y
estructura totalmente nuevas: amplias calles y avenidas, viviendas de cuidada
estética, red de abastecimiento de aguas y de alcantarillado... Con ello
se pretendía: crear un moderno espacio residencial para la burguesía; conectar
la ciudad a las nuevas infraestructuras de transporte (ferrocarril, puertos) y
aumentar las rentas del suelo urbano.
Estos ensanches se caracterizaron por su morfología
de plano geométrico ortogonal:
calles alineadas que dibujaban manzanas de grandes proporciones a base de
edificios dispuestos en torno a un gran patio central. Destacaron los planes de
ensanche de Madrid, de Barcelona (Cerdá), Valencia y de San Sebastián.
2.3. La ciudad postindustrial: El siglo
XX. Los cambios en el paisaje urbano.
Durante
el XX la ciudad vive un intenso proceso de urbanización que causará grandes
cambios en su paisaje urbano, su organización y sus condiciones
medioambientales. Los hitos más significativos fueron:
a) El fomento de la construcción
de viviendas: La tradicional falta de estas en las ciudades se
agudizó con el éxodo rural. Para aliviar la situación el Estado promulgó leyes
para fomentar la construcción de viviendas sociales, caso de la Ley de Casas Baratas (1911).
Durante
la Guerra Civil se agravó el problema debido a la destrucción, el aumento de la
inmigración a las ciudades y la falta de construcción por escasez de
materiales. Por eso, en los años 40-50 se inició el Plan de Reconstrucción Nacional creando organismos destinados a
fomentar la construcción de viviendas: Obra
Sindical del Hogar, Instituto Nacional de la Vivienda; a la vez que se
creaban ayudas y subvenciones para la construcción de viviendas sociales.
Muchas
ciudades crecieron irregularmente con la creación de suburbios periféricos
destinados a albergar la creciente población obrera; eran barriadas de
autoconstrucción carentes de los más elementales servicios.
b) El desarrollo de las nuevas formas de
crecimiento: En la primera mitad del XX se desarrollan dos nuevas
experiencias urbanísticas: las ciudades
jardín y la ciudad lineal.
*Las ciudades jardín aparecen en muchas
ciudades españolas (Vitoria, Málaga…) con el objetivo acercar la naturaleza a la ciudad; por eso usan el modelo de vivienda
con huerto o jardín. Fueron nuevas piezas urbanas cercanas a la ciudad o
continuación de ella.
*La Ciudad lineal.
Ideada por Arturo Soria proponía la
expansión en torno a las principales vías de comunicación entre ciudades,
manteniendo la relación entre el medio natural y urbano.
Durante la década de los 60 el desarrollo económico favoreció
la creación de los llamados polígonos
residenciales, situados en la corona urbana, y los proyectos de nuevas parcelaciones en suelo rústico
en la periferia urbana. El modelo más habitual de construcción será ahora el bloque exento: viviendas de propiedad
horizontal, escasas dimensiones y bajas calidades, que elevan la densidad
residencial en zonas carentes de equipamientos sociales.
El crecimiento de
la ciudad terminará difuminando los límites entre la ciudad y el espacio rural,
al absorber las grandes ciudades a los municipios rurales próximos. Surge así
el fenómeno de la metropolización en las grandes ciudades
o el de la periurbanización o
rururbanización en las medianas,
que supone la transformación del espacio periurbano, que acoge ahora una mezcla
de usos residenciales, agrarios, industriales, de esparcimiento, además de
equipamientos comunitarios.
También en esta
fase asistimos a la terciarización de los centros históricos, que empezaron a sufrir un
proceso de abandono por sus vecinos para que en ellos se fueran instalando
comercios y oficinas.
2.4.
El avance de la legislación urbanística y la planificación urbana.
Una
característica del urbanismo del siglo XX es el inicio de la planificación para
controlar el crecimiento. Ello lleva a aplicar el “zoning” o distinción de usos y funciones separadas dentro de la
ciudad y a desarrollar el planeamiento,
pensado para responder a las necesidades de crecimiento y ordenación de la
ciudad.
La
planificación urbana encontró respaldo legal en la Ley del Suelo de 1956. Desde entonces el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) será el instrumento que
organice el crecimiento de las ciudades.
El nuevo marco político, social y económico surgido en
España tras la instauración de la democracia exigirá una renovación de la
legislación urbanística. Surge así la Ley del Suelo de 1976, que
pretendía conseguir un crecimiento de las ciudades más ajustado a las
necesidades reales, implicando a todos los agentes sociales y económicos en el
proceso de ordenación urbanística.
Pero las normas urbanísticas y la planificación
municipal también modificaron la morfología de las ciudades españolas en el
siglo XX a partir de los siguientes hechos:
*Los
cambios en la ciudad heredada, que
afectaron sobre todo al casco antiguo y a los ensanches. Los cascos históricos de las
ciudades españolas se caracterizan por su irregularidad, por calles estrechas de trazado sinuoso y por la
escasez de espacios abiertos. Para revitalizarlos se practicaron dos
tipos de operaciones urbanísticas: las de renovación y las de
rehabilitación
Las operaciones de renovación, aplicadas sobre todo en la década
de los 60 del siglo XX, implicaban la sustitución total de la antigua
edificación, lo que representó un grave atentado contra el patrimonio
arquitectónico y favoreció la expulsión de la antigua población residente y el
cambio del tradicional uso residencial por el terciario o de servicios.
Las operaciones de rehabilitación,
propias de los años 80,
intentaron paliar las consecuencias de las operaciones de renovación respetando
y adecuándose a las tipologías tradicionales, a la vez que procuran conservar la
base social y funcional.
*El
desarrollo de las periferias urbanas. Es el resultado del deseo de las
familias con ingresos suficientes de buscar espacios residenciales con una
mejor calidad ambiental y de la necesidad de otras de conseguir una vivienda a
precio más bajo. Ante esta demanda diversa, en las periferias urbanas se
construyen viviendas unifamiliares o conjuntos residenciales de pisos. Junto al
desarrollo de la función residencial, la periferia urbana verá la implantación
de nuevos usos como áreas comerciales, zonas de equipamientos públicos y centros industriales (parques tecnológicos y polígonos industriales). Su desarrollo trascenderá
los propios límites de la ciudad principal, extendiéndose hacia los municipios
limítrofes. Estos, junto con la ciudad central, constituyen una nueva realidad
territorial, conocida como aglomeración urbana.
3. Morfología urbana y estructura urbana
3.1. Morfología urbana y sus factores
Cuando
hablamos de la morfología de la ciudad nos referimos al “paisaje urbano”, es
decir al aspecto externo que presenta la misma, estando influido por una serie
variada de factores:
3.1.1. Factores determinantes de la morfología urbana.
La morfología urbana es el resultado de una serie de elementos destacando
los siguientes:
· El emplazamiento es el espacio concreto
sobre el que se asienta la ciudad. Depende de las características del medio
físico (topografía) y, sobre todo, de la función para la que se creó la ciudad.
Así, las ciudades fundadas con fines básicamente defensivos se emplazan sobre
colinas, y las surgidas con función comercial, a lo largo de vías de
comunicación.
· La situación es la posición relativa de
la ciudad respecto a un entorno geográfico amplio (ríos, montañas, vías de
comunicación). Está en relación con la función de la ciudad respecto al
entorno (control político o militar de una zona, control de una ruta de
comunicación, mercado para áreas…)
· El plano es el entramado formado por
las superficies construidas y libres de la ciudad (planta de las edificaciones,
calles, plazas, parques, etc.). Puede ser regular, irregular, lineal,
radiocéntrico.
· La Trama. Es la manera en que las
construcciones se ordenan y agrupan. Ha evolucionado según las tendencias
urbanísticas y por la evolución de los transportes. Destacan dos tipos de
tramas:
Trama en orden cerrado. Las
construcciones se alinean unas junto a otras de dos formas básicas:
*Edificios unifamiliares agrupados unos junto a otros, dejando sólo
pequeños patios interiores libres. Es propio de los barrios antiguos de la
ciudad y algunos barrios obreros de los años 50-60 del siglo XX.
*Construcciones en grandes manzanas en torno a un gran patio central. Es
propio de los ensanches de finales del siglo XIX. Muy característico el de
Barcelona de Cerdá.
Trama en orden abierto. Las
construcciones se disponen en edificios aislados (bloque abierto) o adosados
separados por grandes espacios libres. Pueden ser viviendas unifamiliares con
jardín, torres…
Además de los factores ya señalados, la morfología urbana se ve
influenciada también por:
· Los usos del suelo (urbanizable, no
urbanizable, espacios verdes...)
· Las vías de comunicación (rondas,
circunvalaciones, autovías....)
· La tipología de los edificios. El
aspecto externo de los edificios es parte importante del paisaje urbano. En
épocas pasadas daba a las ciudades un sello característico que las diferenciaba
de las demás. Actualmente las técnicas constructivas y los materiales nuevos
han dado uniformidad a las ciudades de todos los países de distintos
continentes.
3.1.2.
El plano urbano
Es la representación gráfica a escala que refleja los
elementos y espacios urbanos (trama) de la ciudad y donde se pueden
observar las distintas etapas históricas de su desarrollo a través de sus
sucesivas etapas de crecimiento. Por eso es frecuente encontrar en
la ciudad diferentes tipos de planos.
El plano, junto con las edificaciones y usos del suelo,
conforma la morfología urbana. Estos elementos cambian con la evolución
urbana. El más duradero es el trazado urbano, seguido por la edificación,
mientras que el uso del suelo es el que más variabilidad presenta.
Existen cuatro tipos básicos de plano: irregular;
lineal; ortogonal, en cuadrícula o en damero y el radiocéntrico. En realidad
suelen convivir en la misma ciudad y son el producto de distintas variables: la
influencia del medio natural, las características culturales de los fundadores
o de la población residente (ejemplo de las medinas de los países árabes), la
situación socioeconómica o política, etc.
·IRREGULAR Propio de ciudades antiguas y
amuralladas, lo que provocaba el hacinamiento de los edificios en poco espacio.
No presenta planificación. Calles estrechas, sinuosas e irregulares. En el
centro se sitúa el edificio emblemático. Trama: compacta, densa y cerrada.
Origen: condicionamientos topográficos. Se corresponde con el casco antiguo
(época medieval, musulmana). Ejemplos: Toledo, Girona, Granada, Córdoba,
Toledo…
·ORTOGONAL, también llamado en cuadrícula, en
damero o hipodámico. Origen: greco-romano. Muy utilizados en época industrial
en los ensanches. Trazado en cuadrícula: calles rectilíneas que se cortan
perpendicularmente originando grandes manzanas. Planificación previa. Trama
abierta Ej: Madrid, Barcelona, Valencia, San Sebastián, Castellón…
·RADIOCÉNTRICO Origen: ciudades medievales y algunos
ensanches. Trazado de calles radiales que convergen en un punto central (plaza,
castillo, iglesia). Espacio dividido en círculos concéntricos en donde se
edifica. Ej: Vitoria, Palma Mallorca
·LINEAL Se desarrolla alrededor de una gran
avenida o vía de comunicación, que a ambos lados posee construcciones. Camino
de Santiago (Logroño, Burgos, Astorga…). Su versión moderna fue Ideada por
Arturo Soria para integrar la naturaleza (casas unifamiliares con pequeños
jardines).
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3.2.
La estructura urbana y las áreas urbanas.
La estructura urbana de toda ciudad suele presentar distintas piezas
desde el punto de vista morfológico y funcional, siendo las siguientes las más
importantes:
3.2.1 EL CASCO ANTIGUO. Es la parte de la ciudad urbanizada
desde su origen hasta la época industrial del siglo XIX. Constituye el núcleo
más antiguo y tiene gran valor por el legado cultural que contiene.
Sus características dependen del origen (romano, medieval….) y de su grado
de conservación, aunque suelen compartir planos irregulares, calles estrechas,
edificios antiguos o -al menos- de tipología tradicional tras haber sido
sustituidos o rehabilitados, casas de poca altura, unifamiliares o vecinales...
Además reúne los edificios de mayor valor histórico-artístico (catedrales,
iglesias, palacios...).
A veces, por su antigüedad, es incómodo y está degradado y abandonado.
Otras veces se rehabilita y atrae a clases acomodadas. En cualquier caso su
conservación es necesaria por su valor cultural.
3.2.2. EL CENTRO URBANO, Centro Comercial o
C.B.D. (Central
Bussines Distric). Ocupa el lugar central de la ciudad. Suele coincidir o
ser adyacente con la ciudad histórica. A veces son resultado de la
transformación funcional de los ensanches, de áreas residenciales a
comerciales, de negocios y servicios.
Sus
principales características son:
·
Morfología de amplias calles y avenidas, edificios de
calidad desarrollados en altura, aspecto cuidado y –últimamente- por la
peatonalización de algunas de sus calles.
·
Escasa o nula actividad al margen del terciario. En él
se concentra el comercio especializado, banca, administración, hostelería,
servicios de profesionales (abogados, médicos, notarios, arquitectos...)
·
Fácil accesibilidad, ya que las principales vías y
líneas de transporte urbano confluyen en él.
·
Gran densidad circulatoria, ya que el comercio y los
servicios que concetra atraen a muchas personas con sus vehículos, lo que
provoca tráfico denso, atascos y problemas de aparcamiento.
·
Ausencia de población residencial. Como muchos
edificios están ocupados por comercios, oficinas, despachos, etc., las
viviendas son escasas. Aquí trabaja mucha gente pero vive poca. Ello se aprecia
cuando al concluir la jornada laboral estas zonas se quedan casi vacías.
3.2.3. LOS SECTORES RESIDENCIALES. Tienen
como función principal la de servir de residencia a sus habitantes. Se distinguen
diversos tipos en función de su antigüedad o del nivel económico de sus
habitantes, lo que a su vez influye sobre el diseño de sus edificios y su
calidad. Así podemos distinguir:
a) Los ensanches y las nuevas fórmulas urbanas del
siglo XIX.
El crecimiento de la ciudad industrial más allá del casco antiguo permitió
que se crearan, por una parte, ensanches para los burgueses, y por otra -en la
entonces periferia urbana- barrios ajardinados.
El ensanche burgués ligó
el crecimiento de las ciudades con los intereses de la burguesía. Para
realizarlo, en muchos casos se derribaron las murallas y se aprovechó el
espacio resultante para crear paseos de ronda o bulevares. El ensanche es un
espacio nuevo que plasma las ideas burguesas: orden (plano regular), higiene (dotado
de servicios de alcantarillado, abastecimiento de agua, pavimentación…) e
incremento de las rentas urbanas (viviendas de calidad, comercios y
transportes)
Los barrios ajardinados o
ciudades jardín, creados a fines del siglo XIX y el primer tercio del
siglo XX, son el resultado de la difusión de las ideas naturalistas e
higienistas (valoración de los efectos positivos del sol y del aire libre sobre
la salud), que llevaron al deseo de acercar el campo a la ciudad. Estas ideas
se concretaron en proyectos como los barrios-jardín y la Ciudad Lineal de
Arturo Soria.
b) Áreas
residenciales de alto standing.
Son
las ocupadas por las clases medias y altas. Se sitúan en áreas pericentrales o
periféricas privilegiadas. Son espacios bien diseñados, de calles amplias,
espacios verdes, construcciones de buena calidad y monopolio residencial. En la
periferia adoptan la forma de urbanizaciones de casas tipo chalet.
c) Los
barrios obreros.
Suelen
ser los de mayor densidad edificatoria, con edificios de mediana calidad,
dominando los bloques de viviendas comunitarias. Surgieron desde los años 50 ya
con deficiencias de servicios (zonas verdes, aparcamientos...) y suelen
presentar un gran desorden urbanístico.
3.2.4. LA PERIFERIA URBANA.
Entre 1950-60 las principales ciudades crecieron mucho debido al incremento de
la natalidad y el éxodo rural, ampliándose considerablemente el área edificada.
Ello propició la creación de grandes periferias a lo largo de los principales
ejes de transporte. Estas se estructuran en distintas áreas caracterizadas por
sus contrastes morfológicos, funcionales y sociales:
a) Las áreas residenciales.
Incluyen barrios de características muy distintas: antiguos barrios obreros, barrios de
viviendas de promoción oficial, modernas urbanizaciones residenciales y áreas
de vivienda unifamiliar, que proliferan a partir de los 80 debido a la difusión
entre la clase media de la ideología
clorofílica (contacto con la naturaleza) y al incremento del uso del
automóvil. Pero en el extrarradio también encontramos los barrios marginales de
infravivienda o chabolas.
b) Los sectores industriales
La
industria ocupa en la ciudad lugares muy concretos. Por un lado encontramos
localizaciones industriales aisladas, que se relacionan con industrias
pequeñas, ligeras o de consumo, que por su antigüedad, su carácter no
contaminante ni molesto, permanecen en el interior de la ciudad. Pero lo normal
es que se agrupen en áreas suburbanas, en polígonos industriales, que son sectores
urbanos especialmente preparados para la ubicación industrial: disponen de
amplio espacio, anchos viales que facilitan el transporte pesado, facilidades
de abastecimiento de energía o agua...
b) El área periurbana.
Son
–en las grandes ciudades- amplios espacios –a veces intermunicipales- donde se
van desplazando actividades y funciones de la ciudad, siguiendo sobre todo los
ejes de comunicaciones. En ella se mezclan actividades agrarias, industriales,
residenciales (con predominio de las segundas residencias), recreativas
(parques periurbanos, complejos deportivos...), usos sociales (colegios,
hospitales, cuarteles, cementerios, depuradoras...), comerciales (grandes
superficies)... Muchos de estos usos buscan grandes espacios y precios del
suelo más baratos. El paisaje es por lo tanto una mezcla de natural,
agrario, industrial, residencial..., sin que ninguno de ellos llegue a ser
dominante.
4. Las áreas
de influencia. Los usos del suelo urbano.
4.1. El área de influencia
urbana.
Un
núcleo urbano establece con su territorio circundante múltiples formas de
relación. Los vínculos diseñan el área de influencia, que se extiende hasta
donde alcanzan las relaciones con la ciudad.
El
área de influencia, o hinterland, se
define como el territorio organizado por una ciudad y vinculado
socio-económicamente a ella. En su diseño juega un papel decisivo la distancia,
de modo que la intensidad de los flujos de relación decae conforme nos alejamos
del núcleo urbano. Sus límites son fluidos, ya que, en sus márgenes, las
poblaciones se reparten entre varios centros que compiten entre sí.
La
teoría de los lugares centrales de Chrystaller explica las diferentes
dimensiones que puede tener el área de influencia en relación con los servicios
ofrecidos por el núcleo que actúa como centro.
La
ciudad establece sobre el territorio diversas relaciones que pueden ser
comerciales, culturales, de ocio… Por eso debe tenerse muy en cuenta la
influencia que ésta tiene sobre la ordenación del territorio, pues la ciudad
crece y transforma el territorio que la circunda mediante la ocupación del
mismo por actividades, usos y servicios, generando así el llamado proceso de periurbanización; pero a la vez
establece lazos de relación y dependencia con otros núcleos urbanos de menor rango.
A
veces, la crisis de lo urbano ha conllevado que la ciudad pierda población y
parte de sus funciones a favor de los municipios más cercanos, proceso conocido
como contraurbanización. En él, se
produce una deslocalización espacial de población y actividades productivas,
favorecida por las mejores condiciones del hábitat y la mejora de las
comunicaciones.
4.2. Las aglomeraciones
urbanas.
La
expansión de las grandes ciudades ha dado lugar a la formación de diversos
tipos de aglomeraciones:
·Áreas metropolitanas. Son aglomeraciones urbanas
constituidas por una ciudad central que, en su expansión, ha ido absorbiendo a
municipios cercanos creando una gran área urbana. La ciudad principal
proporciona empleo y servicios, mientras los núcleos periféricos desempeñan una
función residencial, además de recibir actividades económicas (industria,
comercio, servicios…). Para su funcionamiento es fundamental la existencia de
una adecuada red de transporte. En España destacan las áreas metropolitanas de
Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao, Sevilla, Zaragoza…
·Conurbaciones. Son aglomeraciones urbanas continuas integradas
por dos o más núcleos urbanos que han crecido –por distintas causas- hasta
unirse espacialmente. Destacan las de Alicante-Elche, Málaga-Marbella; Pontevedra-Marín…
·Regiones urbanas. Aglomeraciones discontinuas integradas por
ciudades dispersas aunque el conjunto del territorio presenta un alto grado de
urbanización: Ejemplo en la región central de Asturias.
·Megalópolis. Se trata de una aglomeración urbana de gran
extensión, constituida por la suma de áreas metropolitanas, conurbaciones, que
constituyen un área urbana muy urbanizada pero con discontinuidades. En el caso
español sólo se aproxima a ese modelo la franja mediterránea desde Barcelona hasta
Alicante-Murcia.
5. La red urbana española
5.1. La jerarquía urbana.
Las
ciudades se organizan sobre el territorio de forma jerárquica, pues no todas
tienen la misma importancia ni desempeñan las mismas funciones. Además
mantienen entre sí unas relaciones de interdependencia donde las más grandes
crean áreas de influencia que acogen a ciudades menores a las que prestan
servicios especializados.
La primacía de una ciudad sobre
otra (centralidad urbana) puede medirse por diferentes criterios, aunque
suele utilizarse el volumen de población, que indica la capacidad de atracción
de un núcleo urbano.
En el sistema urbano español se
diferencian los siguientes niveles de jerarquía:
1. Metrópolis nacionales.
Forman el primer nivel jerárquico; en él se encuentran Madrid y Barcelona, aglomeraciones que
superan los tres millones de habitantes. Tienen influencia sobre todo el
territorio nacional y se relacionan con otras metrópolis internacionales.
Funcionalmente las metrópolis nacionales son sede de servicios altamente
especializados.
2. Metrópolis regionales de primer orden.
Nivel integrado por ciudades como Valencia, Sevilla, Bilbao y Zaragoza. Su
población está entre 500.000 y 1.500.000 habitantes y ejercen influencia a
nivel regional, aunque mantienen lazos intensos con las
nacionales. También son sede de servicios especializados.
3. Metrópolis regionales de segundo orden. En este nivel están
ciudades como Murcia, Alicante, Córdoba, Santander... Su población está entre
los 250.000 y 500.000 habitantes y son centros de servicios especializados, a
la vez que ejercen otras funciones del secundario y terciario menos
especializadas. Su ámbito de influencia es menor.
4. Ciudades medianas. Engloba capitales de provincia
y ciudades de cierto dinamismo económico: Segovia, Burgos, Castellón, Avilés o
Algeciras. Ejercen una función comercial a nivel provincial. Entre 50.000 y
250.000 habitantes
5. Ciudades pequeñas o villas. Tienen menos de 50.000 habitantes
y suelen ser cabeceras comarcales (Antequera). Cuentan con ciertos
equipamientos y son nodos de transporte de ámbito comarcal.
El
modelo de sistema urbano español es concentrado
y polarizado. En él las grandes áreas metropolitanas concentran
una gran parte de la población y la actividad económica, además de los centros
de decisión, investigación e innovación tecnológica.
5.2. El
sistema de relaciones en la red urbana española
Las ciudades mantienen entre sí unas
relaciones de interdependencia a través de los flujos de personas, mercancías,
culturales… Las ciudades de mayor tamaño tienen un área de influencia que
presta servicios especializados a los núcleos de menor importancia, creándose
así una red jerárquica en la que la mayor o menor importancia viene determinada
por el volumen de población, la variedad y grado de especialización de sus
funciones, etc. En este sentido el sistema de relaciones de la red urbana
española se caracteriza por:
·En el máximo nivel jerárquico se sitúan Madrid y
Barcelona, que mantienen relaciones con otras metrópolis internacionales y que
tienen en su área de influencia al resto de las metrópolis nacionales. El
carácter radial de nuestras comunicaciones favorece el alcance nacional del
área de influencia de Madrid, mientras Barcelona mantiene unas relaciones más
estrechas con el levante español y Baleares.
·El cuadrante nordeste peninsular es donde se
produce un mayor grado de integración urbana por las intensas relaciones entre
Madrid-Valencia-Barcelona-Zaragoza-Bilbao.
·En el resto del país el grado de integración es más
reducido. El menor lo encontramos en la banda occidental –salvo Galicia-, el
interior de la submeseta norte (lastrado por las dificultades de comunicación
con la cornisa cantábrica y el vacío demográfico), zonas de la submeseta sur y
la Andalucía Oriental, que acusa el problema de las tradicionalmente malas
comunicaciones entre las principales metrópolis andaluzas y el levante español.
5.3.
Morfología del sistema urbano: principales ejes urbanos.
En la actualidad el sistema de
ciudades tiende a articularse formando lo que se conoce como ejes de
desarrollo. Un eje de desarrollo se
forma cuando las ciudades se articulan en torno a un conjunto de
infraestructuras de transportes terrestres, fundamentalmente carreteras, lo que
favorece la concentración de actividades y de población. Los ejes que conforman
el sistema urbano español son los siguientes:
1) Eje mediterráneo o levantino. Se extiende de Girona a Murcia
y posee el mayor potencial de desarrollo. Está plenamente consolidado, su nivel
de urbanización es muy elevado y presenta una estructura económica muy
diversificada: industrial, terciaria (comercio, turismo…), agrícola, etc.
2) Eje del Ebro. Discurre desde Bilbao hasta Tarragona y, aunque
ofrece un gran potencial, tiene algunos vacíos demográficos en las provincias
de Huesca, Zaragoza y Lleida.
3) Eje cantábrico. Se desarrolla desde el País Vasco a Galicia.
Presenta algunas discontinuidades y está marcado por las difíciles
comunicaciones en sentido norte-sur. Es el espacio más debilitado por el
declive minero-industrial y porque carece de recursos sustitutivos. Su alto
nivel de urbanización -heredero de las etapas anteriores- convive con un cierto
declive urbano, un débil crecimiento económico y una red urbana estancada y
poco integrada en las redes vecinas.
4) Eje atlántico gallego. Concentra la mayor parte del
sector productivo gallego y forma parte de un eje de mayor envergadura que se
prolongaría hasta Oporto (Portugal).
5) Madrid. Su situación central dentro del sistema de
infraestructuras la sitúa como punto de conexión entre varios ejes. Tiene un
gran peso dentro del sistema económico español, aunque sufre problemas de
congestión; por ello, está extendiendo su área de influencia a las provincias
limítrofes.
6) Eje litoral andaluz. El litoral andaluz constituye
un gran corredor de gran importancia turística y es, además, la continuación
natural del eje mediterráneo y enclave de conexión con África.
7) Eje transversal andaluz. Se articula en torno a la A-92.
Potencia el desarrollo de las ciudades situadas en el llamado surco intrabético
y conecta el territorio andaluz con el Levante.
8) Eje Madrid-Andalucía. Además de ofrecer problemas
orográficos, presenta grandes zonas con bajo potencial demográfico a su paso
por La Mancha y parte de Andalucía. Sin embargo, las zonas más meridionales del
eje, como la de Sevilla, Jerez y Cádiz, tienen un fuerte crecimiento
demográfico.
9) Eje oeste. Ruta de la Plata. Se extiende desde Huelva y
Sevilla hasta el Principado de Asturias; mantiene en todo el interior tasas
demográficas bajas, aunque comprende dos focos de alto potencial.
6. El
espacio urbano andaluz.
El sistema urbano andaluz
presenta caracteres específicos, que son el resultado de su proceso histórico
de urbanización y de la confluencia de otros factores como su medio físico o el
grado de desarrollo económico.
6.1. El proceso de urbanización en Andalucía.
·Etapa preindustrial.
El proceso de urbanización andaluz pasa por ser el más antiguo de la Península
y se remonta a los colonizadores fenicios y griegos, fundadores de ciudades
como Gadir, Malaca, Sexi (Almuñécar), Abdera (Adra)…, que funcionaban como
centros de intercambio comercial.
Los
romanos impulsaron la urbanización con la fundación de ciudades como Corduba o
Híspalis (Sevilla), hasta hacer de la Bética una de sus provincias más
urbanizadas. Más tarde la civilización islámica hizo renacer las ciudades,
destacando Córdoba como capital del Califato, Sevilla y Granada. La huella
musulmana es visible aún hoy en el carácter irregular y laberíntico de parte de
sus cascos históricos.
La
reconquista cristiana mermó sólo en parte la importancia de los antiguos
núcleos urbanos de poder islámico, a la vez que daba importancia a los
pueblos-fortaleza en las sucesivas líneas fronterizas (pueblos con el apelativo
de la frontera: Aguilar, Morón,
Arcos, Jerez, Vejer…). Después el descubrimiento y colonización de América
indujo a un mayor desarrollo urbano de las ciudades de Andalucía Occidental
(Huelva-Cádiz-Sevilla), que está en la base del desequilibrio demográfico entre
Andalucía Occidental y Oriental, pero también entre parte de la Andalucía
interior y la costera. Precisamente para poblar zonas vacías en el reinado de
Carlos III se impulsó la colonización de las llamadas Nuevas Poblaciones.
·Etapa industrial. Tras la adopción del esquema
administrativo provincial las capitales andaluzas comenzaran a crecer, sobre
todo en el caso de Sevilla y Málaga. Este fenómeno fue acentuó en el siglo XX por
el éxodo rural, teniendo su mejor exponente en Sevilla, Granada, Huelva y las
ciudades turísticas de la Costa del Sol.
·Etapa posindustrial. En ella el fenómeno de la terciarización se
convierte en el principal factor de urbanización, siendo el turismo la
principal causa del desarrollo urbano en la costa y la administración pública y
los servicios especializados en las capitales provinciales.
El
resultado final es un territorio muy urbanizado, pues casi el 80% de la
población andaluza reside en núcleos de más de 10.000 habitantes.
6.2. El sistema urbano andaluz.
El
sistema urbano andaluz está constituido por un conjunto de unas 150 ciudades
que articulan una red jerárquica con los siguientes niveles:
·Metrópolis regionales. Sólo
Sevilla y Málaga, al superar el medio millón de habitantes y poseer una gran
diversidad de funciones, pertenecen a este nivel. Poseen una extensa área de
influencia que alcanza toda la región y son los principales nodos de conexión
con otras CC.AA.
·Metrópolis subregionales. Ciudades
entre 250.000 y 500.000 habitantes: Córdoba, Granada y Cádiz. Acogen una amplia
diversidad de funciones y poseen un área de influencia subregional a la que
ofrecen servicios especializados.
·Ciudades Medias. Integran al resto de capitales y ciudades
entre los 50.000 y 250.000 habitantes, que se especializan en funciones
comerciales (Antequera, Úbeda), industriales (Puente Genil, Lucena), portuarias
(Algeciras), Turísticas (Marbella, Fuengirola) o residenciales al beneficiarse
de la cercanía a la capital de provincia (Dos Hermanas, San Fernando…)
·Pequeñas ciudades y cabeceras comarcales. Se trata por lo general de antiguos núcleos
rurales donde un alto porcentaje de la población sigue ligada al sector
primario, de ahí su denominación de agrociudades.
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