PRÁCTICA Nº 1
En el mapa se representa la
distribución de la propiedad agraria por provincias. Conteste a las siguientes
preguntas:
a) ¿En qué provincias la gran propiedad
supone más del 50% del total de la propiedad agraria?
b) ¿Son sinónimos "gran
propiedad" y "latifundio"?. Si no lo fuesen cuáles serían las
diferencias.
c) Explique las causas de las que
deriva esta distribución y las consecuencias principales que se han derivado de
ella.
a) Guadalajara,
Cáceres, Badajoz, Ciudad Real, Albacete, Jaén, Córdoba, Sevilla, Huelva y
Cádiz.
b) No, no son sinónimos. El primer
término hace referencia a la estructura de propiedad de la tierra y el segundo
a la estructura de las explotaciones. Cuando hablamos de propiedad de la tierra
nos referimos a su titularidad, es decir, a quién pertenece. Por su parte, la
explotación es la unidad técnico-económica de la que se obtiene los productos
agrarios.
Aunque
históricamente han coincidido gran propiedad y latifundio, puede darse el caso
de latifundios (grandes explotaciones) compuestas de distintas propiedades más
pequeñas que son explotadas en régimen indirecto, por ejemplo, de arrendamiento.
Podría suceder así que una zona en la que predomina la pequeña propiedad
pudiese tener un paisaje de latifundios.
Tampoco
conviene identificar latifundio con una gestión ineficaz de la tierra
caracterizada por baja capitalización, bajo nivel tecnológico, bajos
rendimientos…, pues existen latifundios intensivos de alta productividad.
c) Las causas de esta distribución proceden de factores
naturales y, sobre todo, de los procesos históricos de ocupación del territorio
y su evolución posterior.
El minifundio es propio de regiones con
una tradicionalmente baja densidad de población y hábitat disperso o mixto, y/o
zonas montañosas con un relieve accidentado y suelos –por lo general- de poca
calidad, lo que limita la superficie cultivable y la fragmenta, favorece la
actividad ganadera y forestal y, además, la abundancia de agua no exige la
concentración en torno a la presencia del recurso.
El latifundio se origina en la mitad sur
de España en relación con el proceso de Reconquista y Repoblación. El reparto
de tierras beneficia a la nobleza, las Ordenes Militares y la Iglesia. Incluso
cuando se procedió a repartimientos que favorecían la pequeña propiedad, el continuo
peligro de la frontera hizo que, por el abandono, muchos minifundios acabaran
en las manos de los grandes señores. Posteriormente las desamortizaciones consolidan
la gran propiedad, ya que -en contra de lo que se pretendía- los compradores
–burgueses- ya tenían condición de propietarios. Asimismo, la desamortización
civil privó a los municipios de un amplísimo patrimonio, base del sustento de
los más humildes.
La consecuencia en
la estructura agraria fue muy grande, pues supuso el trasiego de una gran
cantidad de tierra de propiedad colectiva a manos de particulares.
El resultado de todos estos procesos fue
una concentración notable de la propiedad y la proletarización del campesinado
(jornaleros), al haber más personas y menos tierras que labrar, ya que el
antiguo latifundio se relaciona con cultivo extensivo, bajo rendimiento,
jornaleros con paro estacional y absentismo de los propietarios. De hecho, la
desigualdad en la distribución de la tierra estuvo en la base de la
conflictividad social y de las demandas de reforma agraria, que se
materializaron en la Segunda República, pero quedaron anuladas tras la Guerra
Civil.
Hay que señalar
también que fenómenos más recientes de carácter económico-social han modificado
la estructura de la propiedad agraria. Es el caso del éxodo rural y el abandono
de la actividad agraria por los más jóvenes. En muchas ocasiones el resultado
es la venta de pequeñas propiedades que pasan a formar parte de otras que, de
esta manera, aumentan su extensión.
Lo prueba la evolución en los últimos
cincuenta años, donde se ha reducido sustancialmente el número de explotaciones
agrarias a la vez que ha aumentado la superficie media de las mismas. Con ello
se ha corregido en parte el problema de la pequeña propiedad, aunque el proceso
ha podido acentuar otro de los problemas agrarios en España: el del exceso de
parcelación.
Los latifundios tradicionales aportan
consecuencias económicas negativas, ya que la mayoría de los propietarios
llevaba una explotación extensiva de las propiedades basada en la explotación
de los jornaleros, una masa de mano de obra abundante y barata con escaso poder
adquisitivo, lo que no permitía el aumenta de la demanda y por tanto de la
industrialización. Ello, además, impide el desarrollo de los medianos
propietarios e impide el desarrollo de la clase media.
Estos sistemas
extensivos de los latifundios, que por sí mismo daban grandes beneficios,
impidieron durante mucho tiempo el desarrollo y la modernización agraria,
perpetuando un sistema de bajos rendimientos, infrautilización de la tierra,
baja capitalización, bajo nivel tecnológico y una mano de obra empleada en
condiciones precarias y, en consecuencia, con bajo nivel de vida, lo que estuvo
en la base de las luchas obreras campesinas y la consideración de la tierra
como problema
El minifundio, por su parte,
también genera algunos problemas: impide la agricultura competitiva, la
mecanización y otras innovaciones debido a sus bajos ingresos, creando en
muchos casos una agricultura poco evolucionada y casi de subsistencia. Su
abandono propició el despoblamiento de amplias zonas del interior norte
peninsular.
PRÁCTICA Nº 2
El mapa representa
los usos del suelo agrario. Analícelo y conteste las cuestiones siguientes:
a) Nombre todas las
provincias que tienen una aportación equilibrada de agricultura y ganadería
b) ¿Qué relaciones
pueden existir entre el uso agrícola y las condiciones naturales de España?
c) Comente los
elementos predominantes en los paisajes de las áreas con mayor aportación
ganadera. Enumérelos y distíngalos.
a) León, Zamora, Salamanca, Cáceres, Badajoz, Ávila,
Toledo, Guadalajara, Soria, Guadalajara, Zaragoza, Teruel, Huesca y Baleares.
b) La mayor aportación agrícola predomina en las
áreas dominadas por relieve de topografía llana y clima mediterráneo,
caracterizado por altas temperaturas en verano y una acusada aridez estival,
además de la notable irregularidad estacional e interanual de las
precipitaciones. Esto hace imposible la existencia de prados naturales,
necesarios para el desarrollo de la ganadería extensiva o mixta.
Dentro de esta zona
existen distintos tipos de cultivo en función de:
·
La
topografía local, las diferencias
térmicas debidas a latitud y altitud, y la posición costera o interior.
·
La
diferente distribución de recursos
hídricos superficiales o subterráneos.
·
La
diversa calidad de los suelos.
Las áreas de mayor
aportación agrícola del levante y sur
peninsular, se corresponden con suelos arcillosos y calizos y con clima
mediterráneo, factores que favorecen el laboreo agrícola tanto extensivo como
intensivo. El intensivo se concentra en áreas del litoral costero, favorecido
por las favorables condiciones climáticas. El extensivo es más propio de las
zonas de interior. En ambos casos las mayores rentabilidades se relacionan con
las prácticas del regadío.
Las zonas de
levante presentan un acusada déficit hídrico, lo que hace necesario el uso del
regadío. La predominante litología caliza en muchas de estas zonas permite la
filtración del agua y la consiguiente riqueza en aguas subterráneas, que
constituyen un soporte para el riego con aguas subterráneas.
En zonas como
Álava, La Rioja y Navarra las condiciones de clima y suelo y los regadíos del
Ebro han permitido el desarrollo agrícola, basado en el viñedo (Rioja) o los
productos de huerta con destino a la industria de conservas vegetales.
c) Los elementos predominantes en los paisajes con mayor aportación ganadera son:
1.
Las zonas
con mayor aportación ganadera son: Galicia, Asturias, Cantabria, la costa
atlántica vasca, Cataluña y, en la zona centro, las provincias de Madrid y
Segovia.
2.
Relieve: montaña media,
menos apta para la agricultura.
3.
Clima, en general,
húmedo, que favorece el desarrollo de prados que ofrecen alimento para el
ganado. Ello no es aplicable a zonas de Cataluña y Madrid en las que hay un
predominio de la ganadería intensiva estabulada, destacando el porcino en Cataluña,
relacionado con la industria chacinera.
4.
Vegetación: La ganadería se
desarrolla fundamentalmente en zonas en las que predomina la cubierta vegetal
herbácea. Ello no es necesariamente aplicable a la intensiva estabulada.
5.
Estructura de las
explotaciones:
La ganadería extensiva puede estar ligada al latifundio, pero también –como ocurre
en Galicia- a pequeñas explotaciones de carácter familiar. Por su parte, la
ganadería intensiva estabulada concede poco valor al factor extensión.
6.
Poblamiento: en estas zonas
abunda, en general, el poblamiento disperso o intercalar.
7.
La distribución de
la cabaña ganadera: El ganado vacuno predomina en las regiones de la
España húmeda; el ovino presenta un
mayor grado de difusión sobre la geografía española; el porcino esta, por una parte, ligado a las grandes dehesas del oeste
y suroeste peninsular, donde se cría en régimen extensivo y, por otro lado,
destaca en Cataluña, Castellón, Segovia, Murcia, Toledo… en régimen de estabulación
destinado al consumo a través de la industria chacinera; los principales centros avícolas se relacionan con los
grandes centros de consumo: Comunidad Valenciana, Cataluña, Madrid…
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PRÁCTICA Nº 3
En el mapa se representa
la distribución de las áreas de regadío. Con su información conteste a las
preguntas:
a) Diga del 1 al 7 el nombre de las CC.AA. señaladas, afectadas por el máximo
regadío. Además, señale el nombre de todas las provincias que componen la
comunidad número 5
b) Deduzca
de la información del mapa las posibles causas que explican la localización de
la agricultura de regadío en la Península Ibérica.
c) Enumere
los cultivos predominantes en las tierras de regadío de España.
d) Relaciona
este mapa con el problema del agua en la actualidad en España.
a) 1: Aragón; 2: Comunidad Valenciana; 3:
Castilla-León; 4: Extremadura; 5: Castilla-La Mancha 6: Comunidad Murciana y 7:
Andalucía. CCAA número 5: Guadalajara, Cuenca, Toledo, Ciudad
Real y Albacete
b) La
distribución espacial del regadío es muy desigual. El mapa muestra cómo es casi
inexistente en la España húmeda mientras que en las zonas secas es abundante.
La localización del regadío en la
Península atiende a las siguientes causas:
·
La zona
norte corresponde al dominio
climático atlántico. Sus precipitaciones, abundantes y regulares, son suficientes
para mantener la actividad agraria. Además, por su relieve y la abundancia de
pastos, está más orientada hacia la ganadería y la explotación forestal. Así, apenas
es necesario el regadío.
·
La zona
interior peninsular corresponde al dominio
mediterráneo. Las lluvias son escasas e irregulares y los veranos largos,
secos y calurosos. En estas condiciones se impone la agricultura extensiva de regadío (cereal, vid, olivo, girasol… ), mantenida gracias al agua procedente
de las grandes cuencas interiores (Duero, Tajo, Guadiana) y depresiones
exteriores (Ebro y Guadalquivir), ligada a la red de embalses, que junto a los
suelos arcillosos de gran fertilidad, la mecanización y la demanda de cereales-pienso
y de cultivos industriales, favorecen su rentabilidad.
·
El área más densamente ocupada por el regadío es
la Depresión del Ebro, con un clima
continentalizado de precipitaciones muy escasas, con valores
anuales casi subdesérticos en algunos puntos, lo que exige la presencia del
regadío.
·
También la aridez del levante peninsular impone una agricultura de regadío. En general,
en el área litoral mediterránea se da el regadío
intensivo, por reunir favorables condiciones físicas (temperaturas
suaves, suelos apropiados) y humanos (mercado nacional e internacional, buenas
comunicaciones…).
c) Los
principales cultivos de regadío serían: el arroz, la remolacha, verduras
y hortalizas (zanahoria, lechuga, pimiento, tomate…), frutales (cítricos, frutales de huerta como la fresa), legumbres (lentejas, garbanzos, judías),
plantas forrajeras y algodón (a la
baja)…
d) ·El
problema principal reside en que, en general, los territorios que más agua necesitan son los
que presentan déficit hídrico y algunas de las zonas que más han potenciado el
regadío (Levante), tienen balances hídricos muy deficitarios. Por eso sus
necesidades de agua provocan la sobreexplotación de sus aguas superficiales y
subterráneas (sobrexplotación de sus acuíferos)
y conflictos de uso con otras
demandas (urbanas, turísticas, industriales…).
Para resolver estos problemas han de recurrir a trasvases de otras cuencas, lo que
exige enormes inversiones y genera problemas políticos y enfrentamientos entre
CC.AA.
·En un
país con frecuentes problemas de abastecimiento de agua, el regadío consume más
del 75% del total de agua, siendo frecuente su uso todavía poco racional por el
empleo de técnicas y métodos obsoletos o poco adecuados.
·El
riego, por exceso o mal uso, provoca graves daños medioambientales, destacando
la salinización del suelo, la sobreexplotación
de acuíferos, los daños a zonas húmedas o la contaminación de las aguas por el
mal uso de productos químicos de uso agrícola.
Sin embargo, la
extensión del regadío se justifica por su alta
rentabilidad: una hectárea regada
produce seis veces más que una de secano (más aún en el caso de los
cultivos de invernadero y bajo plástico) y por su contribución a las exportaciones de productos
hortofrutícolas y al desarrollo rural: mantiene la actividad agraria, genera
empleo agrario e industrial (industria agroalimentaria) y eleva la renta de las
zonas rurales.
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PRÁCTICA Nº 4
El mapa representa la distribución de los diferentes paisajes agrarios de
España. Analícelo y responda a las siguientes preguntas
a) Diga el nombre de las provincias donde se localizan
los paisajes agrarios de la España húmeda (ganadera y forestal). Explique
algunas causas.
b) Explique los factores geográficos que condicionan la
localización de los paisajes de la España mediterránea cálida.
c) Deduzca de
la información del mapa los cultivos dominantes que se producen en el interior peninsular.
a) Pontevedra, A Coruña, Lugo, Orense, Asturias, León,
Cantabria, Palencia, Burgos, Vizcaya, Guipúzcoa, Logroño, Navarra, Huesca y
Lérida.
Esta zona posee un relieve accidentado, con escasas
superficies llanas y clima oceánico,
que no propicia el desarrollo de muchos cultivos que requieren temperaturas más
elevadas y menores precipitaciones. Este clima, sin embargo, favorece la
presencia de prados naturales. Por
eso la superficie cultivada es poco
extensa y tiende a especializarse en cultivos de huerta y plantas forrajeras para el ganado (alfalfa, maíz
forrajero); mientras la ganadería,
sobre todo la bovina, destinada a la producción de carne y leche en régimen extensivo o mixto, se ve favorecida
por los abundantes prados naturales, la demanda urbana de productos lácteos y
carne y la actividad agraria a tiempo parcial (requiere menos mano de obra).
Las condiciones
físicas también favorecen la presencia de masas boscosas y la explotación forestal. Todo ello
conlleva el desarrollo de la actividad
ganadera y forestal por delante de la agraria.
b) Los principales factores son el relieve y el clima. El
relieve es llano en la llanura litoral –a veces muy estrecha-, la depresión del
Guadalquivir y la Cuenca del Guadiana, y algo más accidentado en las zonas
pre-litorales. El clima mediterráneo costero presenta precipitaciones escasas e
irregulares, acusada sequía estival e inviernos muy suaves térmicamente gracias
a la influencia del mar Mediterráneo y, a veces, al efecto de barrera que
respecto a los vientos fríos ejercen las cordilleras cercanas al litoral. Aunque
en las zonas interiores se rozan los inviernos fríos y no faltan las heladas,
la suavidad del clima permite el cultivo de especies muy diversas. En las zonas
costeras estas características favorecen la producción hortofrutícola a través
de una agricultura intensiva (cultivo bajo plásticos, cultivos tropicales,
fresa…).
Otro factos a tener
en cuenta es el de los suelos, preferentemente arcillosos y muy aptos para la
agricultura (campiñas béticas, regadíos de Badajoz…) y en menor medida suelos
calizos
En algunas zonas
factores históricos (sistemas tradicionales) y humanos como la elevada densidad
del poblamiento explican paisajes como el de las huertas de Valencia y Murcia.
c) En el interior peninsular, los secanos extensivos han estado dominados por la llamada
trilogía mediterránea: los cereales, la vid y el olivo. En el pasado, en los secanos
los cereales rotaban con barbecho y/o con leguminosas, además de estar ocupados
por cultivos como la vid y el olivo, bien como monocultivos o asociados a otros
aprovechamientos.
En la actualidad, el trigo ha sido sustituido en
parte por la cebada; y el barbecho, gracias al regadío y al uso de abonos químicos,
se ha reemplazado por las rotaciones con cultivos industriales que utilizan el
girasol como cultivo de descanso. Esta tendencia choca con la reforma de la
PAC, que, para acceder a las ayudas, obliga al agricultor a dejar en barbecho
una parte de la superficie y ha reducido las ayudas al girasol.
Los cereales
predominan en Castilla y León, mientras que el olivar y la vid cobran
importancia en Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura. El viñedo destaca en
La Rioja y Navarra por su calidad y extensión.
En cuanto a los Regadíos Mixtos, de las huertas
tradicionales se ha pasado a cultivos industriales. El regadío ha permitido
diversificar la producción: plantas industriales como la remolacha azucarera,
el lúpulo y el tabaco; los forrajes, como la alfalfa y el maíz, para la
alimentación del ganado; y los cultivos hortofrutícolas que son la bases de la
industria conservera en tierras riojanas, navarras y aragonesas del valle del
Ebro.
En otra ocasión el apartado b formuló la siguiente
pregunta: Explique
qué relación existe entre la localización de los paisajes de montaña húmeda y
las unidades de relieve peninsular. ¿Cómo se deduce dicha relación de la
información del mapa? Un modelo de respuesta sería:
La localización de los bosques y pastizales está relacionada
con las unidades del relieve peninsular, puesto que su área coincide en gran
parte con la de los sistemas montañosos, especialmente los de la mitad norte.
En las montañas la vegetación se escalona en pisos en función de la altura,
localizándose los bosques propios del área climática en la base y los
pastizales en las mayores altitudes, donde las bajas temperaturas impiden el
desarrollo de los árboles.
En los sistemas montañosos ubicados en el área de clima
mediterráneo, especialmente en los de la mitad sur peninsular, los pastizales
tienen menor extensión y se reducen al fondo de los valles y otras zonas
húmedas. También existen pastizales en los relieves llanos de las penillanuras
zamorana-salmantina y extremeña, donde el roquedo silíceo del antiguo zócalo
paleozoico da lugar a suelos pobres, dedicados en gran parte a dehesas de
encinas y pastizales. Esta relación se deduce observando la leyenda del mapa
correspondiente a bosques y pastizales y comparando su localización con la de
las unidades de relieve.
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