sábado, 18 de febrero de 2017

TEMA 13

TEMA 13. LOS DOMINIOS Y PAISAJES AGRARIOS
1.     Los condicionantes del paisaje agrario.
El paisaje agrario  es el resultado de la intervención del hombre sobre el espacio natural, ordenándolo para producir materias primas renovables mediante actividades agrícolas, ganaderas y forestales.  La diversidad de los factores del medio físico o los diferentes usos del suelo originan dominios y paisajes agrarios específicos.
Además de los condicionantes de tipo físico -relieve clima, suelo, agua…–  los condicionantes humanos son esenciales para la configuración del paisaje agrario. Entre los humanos cabe destacar los siguientes:
·Demográficos. El aumento de población obliga a obtener más alimentos. Para ello se pueden adoptar tres estrategias: 1º. Ampliar la superficie cultivada roturando nuevas tierras; 2º Intensificar la explotación de la tierra cultivada y, 3º, mejorar las condiciones técnicas de las explotaciones para aumentar la producción. Por eso, en función de la presión demográfica cambian los sistemas de cultivo y las estructuras agrarias y, por tanto, los paisajes agrarios.
·Técnicos. Los avances técnicos, con la introducción de maquinaria, fertilizantes, plaguicidas, han modificado los paisajes agrarios, transformado aquellos propios de la agricultura tradicional (policultivos, barbechos, rotaciones…) en otros ligados a la agricultura moderna (monocultivos, regadíos…).
·Económicos y sociales. Tienen que ver con la estructura de la propiedad y las explotaciones. Así, por ejemplo, en el Sur hay un predominio de grandes propiedades, en el norte domina la pequeña propiedad.
·Históricos. El paisaje agrario se ha ido conformando a lo largo de la historia, determinado por factores culturales y técnicos. Estos influyen sobre el modo de cultivar la tierra, la estructura de la propiedad, su organización o sus dimensiones y en la utilización de técnicas tradicionales o modernas, determinando todo ello el paisaje agrario
·Políticos. El marco legal en el que se desarrolla la actividad agraria o decisiones políticas (desamortizaciones) pueden determinar el paisaje agrario. Pensemos que propiedades y parcelaciones pueden ser modificadas a través de las reformas agrarias técnicas (concentración parcelaria) o políticas (colonización o expropiación y reparto de tierras).
Actualmente los factores políticos dependen de las pautas establecidas por la U.E. y la Política Agraria Comunitaria (PAC) para nuestra agricultura.
2.     Dominios y paisajes de la España atlántica.
Comprende el N y NW peninsular. Medio físico: Relieve montañoso -con pocas llanuras- y clima atlántico: temperaturas suaves y abundantes precipitaciones. Todo ello favorece el desarrollo de los bosques y los prados, que son el soporte de paisajes agrarios basados en la especialización ganadera y forestal, jugando la agricultura un papel secundario.
Usos del suelo primordialmente ganaderos, a base de ganado vacuno orientado a la producción de leche o carne. En Galicia son explotaciones familiares poco rentables. En n el resto de la vertiente cantábrica se han modernizado más, sobre todo desde la entrada en la U.E.
Los cultivos más importantes son maíz, patata, hortalizas, frutales, vid y plantas forrajeras para el ganado, explotados en régimen de policultivo tradicional.
La explotación forestal es importante y se destina fundamentalmente a la madera y pasta de papel.
Estructura del paisaje agrario: Estructura caracterizada por el dominio de pequeñas propiedades, explotadas en régimen directo, muy parceladas y cercadas por setos (bocage), que dificultan la mecanización y la rentabilidad.
Presenta un espacio rural caracterizado por una población muy envejecida -debido a la inmigración- y un poblamiento disperso o intercalar a partir de caseríos, aldeas, parroquias...
3.     Dominios y paisajes de la España mediterránea (interior y litoral).
3.1. España mediterránea interior:
Gran diversidad con el denominador común de la influencia del clima mediterráneo con rasgos continentales. Comprende ambas submesetas y depresión del Ebro, con un relieve dominante de llanuras elevadas (penillanuras)-
Espacio rural caracterizado por una población escasa y envejecida, debido a la emigración. Poblamiento concentrado, a base de pueblos pequeños y cercanos en la submeseta norte y valle del Ebro, y más grandes y más distanciados en la submeseta sur.
El sistema de propiedad es variado: minifundio en el valle del Duero y en los regadíos del Ebro. El latifundio en Salamanca, Burgos, Castilla La Mancha  y en los secanos de Aragón y Extremadura.
En cuanto a los usos del suelo, la agricultura ocupa casi la mitad de la superficie y presenta varias áreas:
La cuenca del Duero. Dominio de pequeña y mediana propiedad y explotaciones muy parceladas. El suelo se ocupa con explotaciones de cerealmuy mecanizadas, el cultivo en regadío de remolacha y cultivos forrajeros y la ganadería bovina extensiva, reducida a las zonas menos aptas para la agricultura.
El área castellano manchega. Dominio de la gran propiedad y hábitat concentrado. Destacan tres grupos de aprovechamientos: el cultivo de cereales, el viñedo –casi la mitad del total nacional- y la ganadería ovina.
El oeste peninsular. Corresponde al dominio de las penillanuras silíceas de poca aptitud agrícola, por eso dominan las explotaciones de dehesa: un aprovechamiento mixto agro-ganadero y forestal en base a la explotación de la encina en un marco de grandes propiedades y con un gran valor ecológico.
La pobreza de los suelos impone el predominio ganadero: Vacuno en Castilla-León y ovino en Extremadura.
 El valle del Ebro. Presenta una gran diversidad. En la cuenca alta alternan los aprovechamientos agrícolas, ganaderos y forestales. Respecto a los primeros destacan –en regadío- los cultivos hortícolas destinados al consumo directo y a la industria agroalimentaria, además de las áreas de vid, entre las que destacan La Rioja.
En el resto de la cuenca aparecen cultivos de regadío de gran productividad, en las vegas y el cultivo de cebada en régimen extensivo de secano sobre suelos mediocres.
En los somontanos y áreas de la Ibérica y Pirineos domina la ganadería. Tradicionalmente fue zona de trashumancia ovina. Hoy se ha impuesto la bovina orientada a la producción de carne
3.2. La España mediterránea litoral:
Ocupa Baleares y la franja litoral mediterránea (hasta los relieves interiores), adentrándose hacia el interior por las depresiones del Ebro, Guadalquivir y Guadiana. Físicamente es un espacio de tierras llanas, con un clima de inviernos suaves, veranos calurosos y reducidas precipitaciones con fuerte sequía estival.
     Destaca el desarrollo de una agricultura intensiva de alta productividad.
El paisaje rural se caracteriza por una población numerosa, tradicionalmente dispersa en la zona de Levante, mientras que en el valle del Guadalquivir aparecen grandes pueblos o agrociudades.
Domina la pequeña propiedad en las zonas regadas, mientras que en el secano pueden ser propiedades  pequeñas o medianas en Valencia, Murcia, Cataluña y Andalucía oriental, y grandes en la occidental.
En  este dominio podemos distinguir tres zonas:
Cataluña. Acoge una agricultura intensiva y especializada orientada, basada en los cultivos hortofrutícolas y la vid, y una ganadería estabulada e industrial (porcino, vacuno). En el delta del Ebro destaca el cultivo del arroz
El Levante acoge un regadío intensivo –derivado de la huerta tradicional- de elevados rendimientos, donde junto a los productos hortícolas destacan los cítricos y los frutales.
La Andalucía litoral alberga buenos ejemplos de agricultura intensiva: cultivos de enarenados bajo plástico en Almería, subtropicales (Granada y Málaga) o fresa en Huelva. Por su parte, las campiñas béticas comparten, en un marco de gran propiedad, hábitat muy concentrado y suelos –a veces- de gran calidad, el uso cerealista con el girasol y otras plantas industriales, sin faltar el olivar que, no obstante, tiene en las subbéticas su espacio de natural desarrollo.
La ganadería dominante es la bovina y porcina, aunque la caprina adquiere importancia en el sur.
4.     Otros paisajes agrarios.
4.1. Desde el punto de vista climático
·        Canarias: Corresponde a un medio físico muy distinto al de la Península Ibérica, volcánico y de clima subtropical.
Su paisaje rural presenta una población en retroceso por la fuerte competencia del turismo. La propiedad muestra importantes diferencias entre las pequeñas propiedades en la zona media y alta, y las grandes en la costa.
La agricultura es el uso dominante. Destaca en el litoral el plátano, cultivo de huerta, flores y las plantaciones tropicales. En las zonas medias y altas hay una agricultura tradicional de secano, como la vid y la patata. Esta agricultura convive con una importante cabaña caprina.
Montaña: Medio físico extremo: fuertes pendientes, inviernos fríos y elevadas precipitaciones, frecuentemente  en forma de nieve. El hábitat rural se caracteriza por muy bajas densidades de una población dispersa en el fondo de los valles. Predomina la pequeña propiedad.
Los usos del suelo son diversos: la agricultura, poco importante, se refugia en los valles y las laderas bajas, con cultivos arbóreos o herbáceos en bancales. La ganadería es mucho más importante. Se explota en forma extensiva, dominando la ganadería ovina y bovina. La explotación forestal adquiere un gran protagonismo.
4.2. Desde el punto de vista productivo
Los paisajes agrarios comparten su espacio con otras actividades no agrarias como (turismo, segundas residencias) convirtiéndose estas zonas en rururbanas. Muchos de estos paisajes tienen un gran dinamismo, distinguiéndose entre:
·Zonas de agricultura muy intensiva y productiva, caso de la agricultura de invernaderos
·Secanos especializados en algunos cultivos.
·Paisajes agrarios en crisis  que se han ido despoblando, se encuentran abandonados o se han ido deteriorando. Sin embargo, sus valores en cuanto a biodiversidad o patrimonio cultural son grandes y necesitan mantenerse. Entre estos paisajes podemos señalar:
§  Zonas periurbanas con escasas actividades agrícolas, sustituidas por otras actividades..
§  Huertas cercanas a pueblos que conforman un paisaje tradicional con elementos dignos de proteger.
§  Los paisajes agrarios de montaña también se encuentran en crisis, la mayoría de las veces porque los productos obtenidos en ellos no tienen mucha viabilidad económica.
§  El litoral, en otro tiempo destinado a cultivos tradicionales, se ha devastado con las construcciones turísticas, aunque a veces se ha reconvertido en paisajes agrícolas intensivos de alta productividad.
§  El paisaje de olivar de montaña, propiamente andaluz. En torno a él se ha creado una cultura importante. Sin embargo en algunas zonas, por abandono, se ha ido adehesando, aprovechándose más para la ganadería que para la aceituna
§  La dehesa. Las causas de su degradación se deben al envejecimiento del arbolado, invasión del matorral, erosión del suelo, falta de modernización tecnológica, etc. Sin embargo, supera la categoría de simple paisaje para cobrar la dimensión de patrimonio cultural, por eso, en algunos casos como Andalucía (Sierra Morena, sierras gaditana) se intenta proteger a través del Plan Director de la Dehesa.

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