TEMA 13. LOS DOMINIOS Y PAISAJES AGRARIOS
1.
Los
condicionantes del paisaje agrario.
El
paisaje agrario es el resultado de la intervención del hombre
sobre el espacio natural, ordenándolo para producir materias primas renovables
mediante actividades agrícolas, ganaderas y forestales. La diversidad de los factores del medio físico
o los diferentes usos del suelo originan dominios y paisajes agrarios
específicos.
Además de los condicionantes de tipo físico
-relieve clima, suelo, agua…– los condicionantes humanos son esenciales
para la configuración del paisaje agrario. Entre los humanos cabe destacar los
siguientes:
·Demográficos. El aumento de población
obliga a obtener más alimentos. Para ello se pueden adoptar tres estrategias:
1º. Ampliar la superficie cultivada roturando
nuevas tierras; 2º Intensificar la
explotación de la tierra cultivada y, 3º, mejorar las condiciones técnicas de las explotaciones para aumentar
la producción. Por eso, en función de la presión demográfica cambian los
sistemas de cultivo y las estructuras agrarias y, por tanto, los paisajes
agrarios.
·Técnicos. Los avances técnicos, con la
introducción de maquinaria, fertilizantes, plaguicidas, han modificado los
paisajes agrarios, transformado aquellos propios de la agricultura tradicional
(policultivos, barbechos, rotaciones…) en otros ligados a la agricultura
moderna (monocultivos, regadíos…).
·Económicos y sociales.
Tienen que ver con la estructura de la propiedad y las explotaciones. Así, por
ejemplo, en el Sur hay un predominio de grandes propiedades, en el norte domina
la pequeña propiedad.
·Históricos. El paisaje agrario se ha ido
conformando a lo largo de la historia, determinado por factores culturales y
técnicos. Estos influyen sobre el modo de cultivar la tierra, la
estructura de la propiedad, su organización o sus dimensiones y en la utilización
de técnicas tradicionales o modernas, determinando todo ello el paisaje agrario
·Políticos. El marco legal en el que se
desarrolla la actividad agraria o decisiones políticas (desamortizaciones)
pueden determinar el paisaje agrario. Pensemos que propiedades y parcelaciones
pueden ser modificadas a través de las reformas agrarias técnicas
(concentración parcelaria) o políticas (colonización o expropiación y reparto
de tierras).
Actualmente los factores políticos dependen de las
pautas establecidas por la U.E. y la Política Agraria Comunitaria (PAC) para
nuestra agricultura.
2.
Dominios
y paisajes de la España atlántica.
Comprende el N y NW
peninsular. Medio físico: Relieve montañoso -con pocas llanuras- y clima
atlántico: temperaturas suaves y abundantes precipitaciones. Todo ello
favorece el desarrollo de los bosques y los prados, que son el soporte de
paisajes agrarios basados en la especialización ganadera y forestal, jugando la
agricultura un papel secundario.
Usos del suelo
primordialmente ganaderos, a base de
ganado vacuno orientado a la
producción de leche o carne. En Galicia son explotaciones familiares poco
rentables. En n el resto de la vertiente cantábrica se han modernizado más,
sobre todo desde la entrada en la U.E.
Los cultivos más
importantes son maíz, patata, hortalizas, frutales, vid y plantas forrajeras
para el ganado, explotados en régimen de policultivo tradicional.
La explotación
forestal es importante y se destina fundamentalmente a la madera y pasta de
papel.
Estructura del
paisaje agrario: Estructura
caracterizada por el dominio de pequeñas
propiedades, explotadas en régimen directo, muy parceladas y cercadas por setos (bocage), que dificultan
la mecanización y la rentabilidad.
Presenta un espacio
rural caracterizado por una población muy envejecida -debido a la
inmigración- y un poblamiento disperso o intercalar a partir de
caseríos, aldeas, parroquias...
3.
Dominios
y paisajes de la España mediterránea (interior y litoral).
3.1. España mediterránea interior:
Gran diversidad con el
denominador común de la influencia del clima
mediterráneo con rasgos continentales. Comprende ambas submesetas y depresión del Ebro,
con un relieve dominante de llanuras elevadas (penillanuras)-
Espacio rural
caracterizado por una población escasa y
envejecida, debido a la emigración. Poblamiento concentrado, a base de pueblos pequeños y cercanos en la submeseta
norte y valle del Ebro, y más grandes y más distanciados en la submeseta sur.
El
sistema de propiedad es
variado: minifundio en el valle del Duero y en los regadíos del Ebro. El
latifundio en Salamanca, Burgos, Castilla La Mancha y en los secanos de Aragón y Extremadura.
En
cuanto a los usos del suelo,
la agricultura ocupa casi la mitad
de la superficie y presenta varias áreas:
La cuenca del Duero.
Dominio de pequeña y mediana propiedad y explotaciones muy parceladas. El suelo
se ocupa con explotaciones de cerealmuy mecanizadas, el cultivo en regadío de
remolacha y cultivos forrajeros y la ganadería bovina extensiva, reducida a las
zonas menos aptas para la agricultura.
El área castellano
manchega. Dominio de la gran propiedad y
hábitat concentrado. Destacan tres grupos de aprovechamientos: el cultivo de
cereales, el viñedo –casi la mitad del total nacional- y la ganadería ovina.
El oeste peninsular.
Corresponde al dominio de las penillanuras silíceas de poca aptitud agrícola,
por eso dominan las explotaciones de dehesa:
un aprovechamiento mixto agro-ganadero y forestal en base a la explotación de la encina en un marco de grandes
propiedades y con un gran valor ecológico.
La
pobreza de los suelos impone el predominio ganadero: Vacuno en Castilla-León y
ovino en Extremadura.
El
valle del Ebro. Presenta una gran diversidad. En la
cuenca alta alternan los aprovechamientos agrícolas, ganaderos y forestales.
Respecto a los primeros destacan –en regadío- los cultivos hortícolas
destinados al consumo directo y a la industria agroalimentaria, además de las
áreas de vid, entre las que destacan La Rioja.
En
el resto de la cuenca aparecen cultivos de regadío de gran productividad, en
las vegas y el cultivo de cebada en régimen extensivo de secano sobre suelos
mediocres.
En
los somontanos y áreas de la Ibérica y Pirineos domina la ganadería.
Tradicionalmente fue zona de trashumancia ovina. Hoy se ha impuesto la bovina
orientada a la producción de carne
3.2. La España mediterránea litoral:
Ocupa Baleares y la franja litoral mediterránea (hasta los
relieves interiores), adentrándose hacia el interior por las depresiones del
Ebro, Guadalquivir y Guadiana. Físicamente es un espacio de tierras llanas, con
un clima de inviernos suaves, veranos calurosos y reducidas precipitaciones con
fuerte sequía estival.
Destaca el
desarrollo de una agricultura intensiva de alta productividad.
El
paisaje rural se caracteriza por una población numerosa,
tradicionalmente dispersa en la zona de Levante, mientras que en el valle del
Guadalquivir aparecen grandes pueblos o agrociudades.
Domina
la pequeña propiedad en las zonas regadas, mientras que en el secano
pueden ser propiedades pequeñas o
medianas en Valencia, Murcia, Cataluña y Andalucía oriental, y grandes en la
occidental.
En este dominio podemos distinguir tres zonas:
Cataluña.
Acoge una agricultura intensiva y especializada orientada, basada en los
cultivos hortofrutícolas y la vid, y una ganadería estabulada e industrial
(porcino, vacuno). En el delta del Ebro destaca el cultivo del arroz
El
Levante acoge un regadío intensivo –derivado de la huerta tradicional-
de elevados rendimientos, donde junto a los productos hortícolas destacan los
cítricos y los frutales.
La
Andalucía litoral alberga buenos ejemplos de agricultura intensiva:
cultivos de enarenados bajo plástico en Almería, subtropicales (Granada y
Málaga) o fresa en Huelva. Por su parte, las campiñas béticas comparten,
en un marco de gran propiedad, hábitat muy concentrado y suelos –a veces- de
gran calidad, el uso cerealista con el girasol y otras plantas industriales,
sin faltar el olivar que, no obstante, tiene en las subbéticas su espacio de
natural desarrollo.
La
ganadería dominante es la bovina y porcina,
aunque la caprina adquiere importancia en el sur.
4.
Otros
paisajes agrarios.
4.1.
Desde el punto de vista climático
·
Canarias:
Corresponde a un medio físico muy
distinto al de la Península Ibérica, volcánico y de clima subtropical.
Su
paisaje rural presenta una población en retroceso por la fuerte competencia
del turismo. La propiedad muestra importantes diferencias entre las pequeñas
propiedades en la zona media y alta, y las grandes en la costa.
La
agricultura es el uso dominante. Destaca en el litoral el plátano, cultivo de
huerta, flores y las plantaciones tropicales. En las zonas medias y altas hay
una agricultura tradicional de secano, como la vid y la patata. Esta
agricultura convive con una importante cabaña caprina.
Montaña: Medio físico
extremo: fuertes pendientes, inviernos fríos y elevadas precipitaciones,
frecuentemente en forma de nieve. El
hábitat rural se caracteriza por muy bajas densidades de una población dispersa
en el fondo de los valles. Predomina la pequeña propiedad.
Los
usos del suelo son diversos: la agricultura, poco importante, se refugia en los
valles y las laderas bajas, con cultivos arbóreos o herbáceos en bancales. La ganadería es mucho más
importante. Se explota en forma extensiva,
dominando la ganadería ovina y bovina.
La explotación forestal adquiere un gran protagonismo.
4.2.
Desde el punto de vista productivo
Los
paisajes agrarios comparten su espacio con otras actividades no agrarias como
(turismo, segundas residencias) convirtiéndose estas zonas en rururbanas.
Muchos de estos paisajes tienen un gran dinamismo, distinguiéndose entre:
·Zonas de agricultura muy intensiva y productiva, caso
de la agricultura de invernaderos
·Secanos especializados en algunos cultivos.
·Paisajes agrarios en crisis que se han ido despoblando, se
encuentran abandonados o se han ido deteriorando. Sin embargo, sus valores en
cuanto a biodiversidad o patrimonio cultural son grandes y necesitan
mantenerse. Entre estos paisajes podemos señalar:
§ Zonas periurbanas con
escasas actividades agrícolas, sustituidas por otras actividades..
§ Huertas cercanas a pueblos que
conforman un paisaje tradicional con elementos dignos de proteger.
§ Los paisajes agrarios de montaña
también se encuentran en crisis, la mayoría de las veces porque los productos
obtenidos en ellos no tienen mucha viabilidad económica.
§ El litoral, en otro tiempo destinado a
cultivos tradicionales, se ha devastado con las construcciones turísticas,
aunque a veces se ha reconvertido en paisajes agrícolas intensivos de alta
productividad.
§ El paisaje de olivar de montaña,
propiamente andaluz. En torno a él se ha creado una cultura importante. Sin
embargo en algunas zonas, por abandono, se ha ido adehesando, aprovechándose
más para la ganadería que para la aceituna
§ La dehesa. Las causas de su degradación se
deben al envejecimiento del arbolado, invasión del matorral, erosión del suelo,
falta de modernización tecnológica, etc. Sin embargo, supera la categoría de
simple paisaje para cobrar la dimensión de patrimonio cultural, por eso, en
algunos casos como Andalucía (Sierra Morena, sierras gaditana) se intenta proteger
a través del Plan Director de la Dehesa.
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